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EMPRESA CANADIENSE DESTRUIRÁ EL HISTÓRICO PUEBLO DE MARMATO (CALDAS) PARA EXPLOTAR MINA DE ORO Marmato, el pueblo que con la pignoración de sus minas de oro a los bancos de Inglaterra financió la guerra de independencia de la Gran Colombia y el Perú, será destruido en breve por un Macroproyecto minero autorizado por el Gobierno Nacional a una multinacional canadiense, sin consulta a sus habitantes mayoritariamente negros e indígenas. Versión del artículo “Se agrava situación de Marmato”, publicado en la Revista Semillas, Bogotá, N° 42/43, octubre de 2010 (www.semillas.org.co). Por: Luis Javier Caicedo El antiguo pueblo de Marmato, municipio del Occidente del Departamento de Caldas, afronta desde hace cinco años la angustia de tener plazo perentorio para su extinción física y cultural, luego que hace cinco años el Gobierno Nacional negociara con compañías multinacionales canadienses la explotación a cielo abierto de la montaña donde esta población tiene su asiento desde hace 475 años, en un macroproyecto que se propone extraer en 20 años de explotación 5.3 millones de onzas de oro (150 toneladas) que se calcula preliminarmente guarda la montaña en su interior.
Marmato es un municipio minero, con una población de 9.164 habitantes (3.429 en la cabecera y 5.735 en la zona rural, en datos de 2008, sitio web del municipio); de los cuales el 56.5% corresponde a población negra y el 16.7% a población indígena (Censo DANE, 2005), conformando un territorio multiétnico. Pero también es un pueblo de gran valor patrimonial, propuesto en 1982 para ser Monumento Nacional, porque Marmato ha sido hábitat de culturas ancestrales, testigo de su exterminio, tierra de esclavitud, proveedor de rentas del imperio español, prenda de garantía de la Guerra de Independencia, escenario de las guerras civiles, etc.; posee un acervo importante de edificios arquitectónicamente valiosos; y su conformación urbanística es única, lo que le da el nombre de “Pesebre de Oro de Colombia”. La montaña de Marmato se divide en dos zonas: la parte alta, llamada Cerro El Burro, que alberga el casco urbano y donde se concentra la actividad minera, con 117 minas legales y 120 minas pendientes de su legalización, zona que fue reservada en 1954 para pequeña minería; y la parte baja, destinada para mediana minería, zona que venía siendo explotada por la compañía colombiana Mineros Nacionales, con 400 trabajadores. El macroproyecto aurífero fue anunciado en diciembre de 2005 en Medellín por Ian Park, presidente de la Compañía Minera de Caldas, filial de la compañía Colombia Goldfields, con sede en Toronto, Canadá, en presencia y con el aval de Fabio Valencia Cossio, entonces Alto Consejero Presidencial para la Competitividad y ahora Ministro del Interior y de Justicia, y Julián Villarruel, director de Ingeominas, dependencia del Ministerio de Minas y Energía. Desde su presentación se anunció que la envergadura del macroproyecto requiere demoler el pueblo actual y trasladarlo para otra parte, ya que implica mover entre 30.000 y 60.000 toneladas diarias de tierra, para producir del orden de 250.000 onzas de oro al año. De hecho, hace años el Gobierno impulsa el traslado hacia el sector de El Llano, magnificando factores de riesgo de la montaña para generar pánico en la población; pero el nuevo sitio es absolutamente inadecuado, porque, aparte de que también es escenario de operación minera, es demasiado estrecho para albergar a 3.429 personas en condiciones dignas y por su cercanía a la montaña está destinado a sufrir todos los impactos de la explotación. A partir de 2005 Goldfields se hizo a la propiedad de 95 de las 117 minas legales, minas que fue cerrando al ritmo de su adquisición, a la vez que destruyó los molinos donde se trituraba el material, generando un desempleo y una crisis social nunca visto en Marmato. Para finales de 2009, la compañía entró en iliquidez, abandonando la región, dejando tras sí 200 desempleados y deudas con los trabajadores y comerciantes, pero habiendo confirmado las reservas de oro calculadas y 700.000 onzas más, además de haber detectado otra reserva minera de 16 millones de onzas en el vecino municipio de Caramanta (Antioquia). Pese a que el impacto del macroproyecto destruirá el casco urbano forjado en 475 años de historia; a que se conoce el devastador efecto de la minería a cielo abierto; a que en 20 años se agotará un recurso que podría beneficiar a muchas generaciones más, y a que la comunidad será obligada a cambiar la minería por la agricultura, en ningún momento ha habido Consulta Previa del proyecto a las comunidades negras e indígenas que pueblan mayoritariamente este municipio, como lo ordenan la Constitución Nacional, el Convenio 169 de la OIT y las Leyes 70 y 90 de 1993, aduciendo tanto el Gobierno como la compañía que dicha consulta no opera porque el proyecto sólo está en fase exploratoria y porque el cerro El Burro lleva 500 años en explotación, y que en particular no opera para los indígenas porque estos no tienen resguardo titulado ni poseen títulos mineros en la zona del proyecto. Para hacer frente a la situación, desde enero de 2007 la población marmateña, pese a las debilidades organizativas propias de las zonas mineras, se ha unido en torno del Comité Cívico Pro Defensa de Marmato y al Consejo Regional Indígena de Caldas (CRIDEC), bajo los objetivos de impedir la desintegración étnica, cultural, social y económica de Marmato, oponerse al traslado del pueblo y rechazar la explotación a cielo abierto de la montaña, para lo cual han llevado la vocería ante el Gobierno y los distintos niveles de gobierno, denunciado el atropello y buscado solidaridad nacional e internacional. Mientras tanto, el pasado 27 de julio de la compañía Medoro comenzó a entrar con maquinaria pesada a la vereda Echandía, obligando a 220 mineros a realizar un paro para impedir el ingreso de la maquinaria a sus posesiones.
RESUMEN DEL ETNOCIDO Y ECOCIDIO Toda la montaña de la gráfica, con el pueblo de Marmato incluido, va a ser demolido por la empresa canadiense Medoro.
PERSPECTIVA A 20 AÑOS
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