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VISIONES DEL BICENTENARIO CHILENO
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EN EL BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA DE CHILE:
UNA OLA DE PROTESTA AZOTA DENTRO Y FUERA DEL PAÍS MAPUCHE
Tomado de: http://www.mapuche-nation.org/espanol/html/articulos/art-153.htm

Por Reynaldo Mariqueo – 12 de septiembre, 2010
(…)
¿Porqué los mapuches no pueden festejar el Bicentenario?
Muchos mapuches creemos que nuestro pueblo representa un 10% de la población chilena, porcentaje que no se sumará a los festejos del bicentenario, las razones son simples, en el momento de la creación de la republica los mapuches eran y siguieron siendo libres e independientes en su territorio jamás conquistado por potencia extranjera y reconocida por España en el tratado de Killen el 6 de enero de 1641. Consumada la ocupación de su territorio y a pesar que los mapuches son oficialmente considerados chilenos, en la práctica no son aceptados como tales, ni tratados con igualdad de derechos con el resto de la población. La discriminación nos indica que el trato hacia el indígena y su cultura es de desprecio, actitud que la podemos constatar con mayor claridad en las actuales declaraciones y la falta de acción de parte de las autoridades chilenas, en relación a las justas reivindicaciones de los presos mapuches en huelga de hambre.

El desprecio hacia el indígena por la sociedad chilena, cultivado por el arribismo que se nutre de prejuicios raciales infundidos por la minoría blanca que controla el poder económico, que posee los medios de comunicación y gobierna el país no ayuda a la reconciliación. Como resultado de ese racismo endémico e institucionalizado sumado a la falta de una política indígena equitativa, está incitando cada vez a un mayor número de mapuche a cuestionar nuestra lealtad al estado chileno. Poco sirven los seductores conceptos que comúnmente se nos inculca, tales como: Chile es un país unitario y democrático, que somos todos chilenos, que tenemos los mismos derechos, con igualdad ante la Ley, etc. generosidad –no solicitada por los mapuches- de otorgarnos ciudadanía chilena. Este mandato constitucional nos resulta poco convincente, cuando vemos que nuestros derechos ciudadanos son diariamente violados, considerados en la práctica inferior o es simplemente relegado a un rango de segunda categoría.

Esta situación ha hecho que muchos mapuches, con sobradas razones, renuncien públicamente a su nacionalidad chilena, quemen banderas chilenas y hasta pidan en foros internacionales (incluyendo en la propia Naciones Unidas) sus deseos de viajar con su propio pasaporte Mapuche y no con el pasaporte que le da el estado opresor. La reciente  concesión de las autoridades chilenas de aceptar que la bandera mapuche flameé junto a la chilena, sea una forma solapada de prevenir los antagonismo que el símbolo chileno suscita en los mapuches. En el fondo pareciera ser una concesión que el estado se da así mismo para hacer que su símbolo nacional sea aceptado por el mapuche en su territorio ancestral.

Los antagonismos de nacionalidad existentes entre dos pueblos con culturas y visión del mundo distintos, tiene sus raíces profunda en la historia que también es diferente; aún está fresca en la memoria colectiva del mapuche, los método traumático utilizado por la naciente república durante el proceso de “integración a la civilización”, según la versión en los textos escolares y en la historia oficial que nos suelen iluminar, pero que para el mapuche no es más que un eufemismo de una guerra genocida de ocupación.

Estas dos interpretaciones de los hechos históricos están en permanente conflicto, los unos para justificar su agresión y los otros para establecer la verdad y defender sus derechos de pueblo milenario. En la historia “oficial” poco se habla de la guerra de tierra arrasada, impulsada por el ejército chileno durante su campaña militar denominada “Pacificación de la Araucanía” cuyo objetivo estaba encausada anexar el territorio de la nación Mapuche. Este trágico suceso que no solo masacró a gran parte de su población para despojarlo de sus tierras y recursos, les socavó su poder económico y por lo tanto su poder defensivo para de esta forma facilitar su dominación.

Por lo tanto, la política del estado chileno para “integrar” a los mapuches, sobrevivientes de la guerra, se caracterizó en la transformación de su situación económica, de comunidades ricas en producción agrícola y ganadera y de una pujante economía, al despojo casi total de sus recursos. Para corroborar lo anterior, veamos un extracto del comentario hecho, en marzo de 1803, por Pedro Quijada, Brigadier de los Reales Ejércitos y Comandante del Batallón de Infantería de la Frontera: “Yo que he visto por experiencia la situación de vuestros países, cuando hace pocos años me traslade por el Butalmapus* de Angol al gobierno de la plaza de Valdivia, llenos de haciendas y ganados de todas especies, adelantada la agricultura, vuestros mocetones y familias disfrutando la tranquilidad”(1)

La visión y actitud hacia el mapuche por el imperio español con el correr de los siglos había cambiado de “tribus salvajes” al de igualdad, al extremo que para su propia satisfacción y consumo publicitario interno manifestaban que los mapuches eran como ellos, vasallos del rey e hijos de un mismo dios, para los mapuches no le importaban los comentarios de extranjeros, pero si les importaba que le respetaran su frontera. Sin embargo, los nuevos colonialistas chilenos para justificar la agresión, iniciada a principios de la década del 1860, revivieron los mismos conceptos peyorativos contra el indígena utilizados inicialmente por los españoles, pero superados con el correr de los siglos.

Concluida la resistencia armada del pueblo Mapuche en el Gulumapu* en 1883 y la subsecuente anexión del territorio Mapuche, el estado chileno implementó una política de anexión territorial y de asimilación cultural de la población mapuche, fue un periodo de violencia, de despojo, venganza y humillación del mapuche. Las autoridades chilenas, simulando introducir mecanismos jurídicos que permitiera al mapuche defenderse de la acción de individuos deshonestos ansiosos de apoderarse de las tierras que el estado les había ‘otorgado’, el mapuche quedo expuesto a la benevolencia del chileno y como era de prever dichos mecanismos, además de ser ineficaces, no se respetaban. Con la complacencia del Estado el despojo de los medios de subsistencia del mapuche continúo, dando paso por un lado a la creación de grandes latifundios y por el otro el desplazamiento de la población mapuche a las ciudades y de paso creando un conflicto territorial que continúa hasta hoy. La huelga de hambre de los 34 presos políticos mapuche es la consecuencia de ese despojo, la falta de injusticia y un reflejo de esa resistencia de un conflicto interminable. 

Carentes de opciones económicas en sus empobrecidas comunidades los mapuches, para sobrevivir, fueron forzados a emigrar a la ciudad, donde pasaron a desempeñar ‘trabajos domésticos’ en condiciones de semi-esclavitud. Esta política de asimilación y de exterminio, que los chilenos llaman “integración”, el derecho internacional la denomina como genocidio, porque fue una medida intencional contra un pueblo que les arrebato sus medios de subsistencia y mediante la violencia lo sometió a condiciones infrahumana, generando así solapadamente la limpieza étnica, que también es condenada por las leyes internacionales.  

A pesar de los continuos embates contra el pueblo Mapuche, es importante subrayar la solidez histórica y jurídica de sus reclamaciones, en su lucha por recuperar su territorio y ejercer como cualquier otro pueblo su autonomía, organizar su gobierno y practicar su libre determinación. Como se sabe la Corona de España jamás conquistó el territorio Mapuche al sur de los ríos Bío-Bío (Chile) y sur del rio Colorado en lo que hoy es Argentina, la soberanía mapuche de su territorio se apoya en una treintena de tratados bilaterales con la Corona de España en la que reiteradamente se ratifica el tratado fronterizo de Killen anteriormente mencionado que estableció la frontera entre ambos pueblos.

Esta realidad destruye las argumentación criolla de ambas repúblicas que, con el objeto de explicar la ocupación del territorio mapuche, afirman que el territorio mapuche lo habrían heredado de España, con este fin se aferran al principio del derecho internacional uti possidetis. Pretendiendo desconocer hechos históricos por todos conocidos, y a pesar de la incoherencia de sus argumentos hoy siguen insistiendo nociones sobrepasadas por el tiempo.
El derecho internacional nos dice que solo las naciones soberanas firman tratados limítrofes, acuerdan tratados de defensa reciproca, asignen embajadores o se den una constitución, acontecimientos que en diversos períodos de su historia el pueblo mapuche ejerció y es acreedor. A esto hay que sumar que los primeros 50 años de la independencia de España ambas repúblicas se dedicaron a firmar tratados de paz con la nación Mapuche y a fortalecer la frontera establecida con España. Estos hechos con el correr de las décadas, los criollos denegaron su importancia histórica y jurídica o lo ocultaron, como  sucedió con la carta de Bernardo O’Higgins (recientemente fue revelada en Chile) después de casi dos siglos. O’Higgins en su calidad de Director Supremo de la nación chilena reconoció el 13 de marzo de 1819 al estado Mapuche, dice: “os habla el jefe de un pueblo libre y soberano, que reconoce vuestra independencia, y está a punto a ratificar este reconocimiento por un acto público y solemne, firmando al mismo tiempo la gran Carta de nuestra alianza para presentarla al mundo como el muro inexpugnable de la libertad de nuestros Estados”. (2)

Sin embargo, hay un hecho histórico que en la historia oficial no se esconde, es el hecho que durante la guerra de independencia de Chile y Argentina de España, el pueblo Mapuche  apoyo a España, mostrándolos como insensatos y traidores por aliarse con su enemigo; lo que no se menciona es que los mapuche, lo hicieron en cumplimiento con sus compromisos contraído en 1803 (7 años antes de la independencia de Chile y Argentina) con la Corona de España en el tratado de defensa recíproca de Negrete. Las clausulas de este acuerdo obligaba a la nación Mapuche prestar asistencia militar a su aliada, como efectivamente así fue, después que el 3 de marzo de 1814, el brigadier Gabino Gainza invocara a las autoridades mapuche el mencionado tratado. 
De tal manera que el héroe y padre de la patria chilena Bernardo O’Higgins fue nuestro adversario, como también lo fue el General San Martin y los héroes Cornelio Saavedra y el General Roca, estos dos últimos, feroces sanguinarios del pueblo Mapuche, promotor de la guerra de exterminio y la estrategia militar de tierra arrasada que saqueó y destruyo miles de casas, ordeno a quemar los sembrados y mato y robo los animales domésticos (para alimentar a la tropa) como ellos mismo lo confiesan en sus informes militares. Su objetivo era aterrorizar a la población civil y debilitar la economía mapuche y con ello coartar su poder de resistencia.

Tampoco el mapuche puede honrar a la bandera chilena, símbolo que en su nombre se masacró a decenas de miles de mapuche durante la mal llamada Pacificación de la Araucania, menos podría nuestro pueblo rendir homenaje a su ejército que valiéndose de la superioridad de su armamento bélica (adquirido en Inglaterra) masacró a nuestros hermanos bolivianos y peruanos, en beneficio de empresas mineras predominantemente Británicas. Este mismo ejercito, triunfante de la Guerra del Pacifico, concluida su expansión territorial por el norte, fue trasladado al sur para continuar con su orgía de sangre, esta vez contra el mapuche que defendía su nación, para consumar los planes de expansión territorial del estado chileno al extremo sur del continente.

Es por ello que aquellos chilenos que conocen la versión mapuche de la historia, les debe causar, sino repulsión al menos vergüenza la exageración en la celebración de un evento de una republica que nació para masacrar y conquistar otros pueblos; especialmente para aquellos chilenos que también llevan algunas “gotas de sangre indígena en sus venas”, porque según lo señalan sus propias estadísticas el 70 a 80% de la población chilena es mestiza. Sin embargo, debido a los estereotipos negativos contra el nativo solo se identifican con sus raíces europeas, excepto aquellos que se aventuran a investigar o viajar a Europa quienes para su sorpresa descubren, con decepción, que las “gotas indígenas” son más prominentes que la europea. Aquellos con mentalidad progresista asumen con orgullo sus raíces indígenas y dudo que se sumen al carnaval, otros lo harán con cierta reserva o con algún grado de culpabilidad, por el remordimiento de su conciencia que le golpea, que él o ella también lleva en sus venas ese componente indígena que se encuentra subyugado por la intolerancia y el racismo de una minoría blanca.
El actual Gobierno Chileno, haciendo caso omiso al componente étnico de su población y sin la menor sensibilidad, promueve a nivel nacional e internacional todo tipo de festejos, marcado de un patriotismo desorbitado, inconfundible con el jingoísmo propio de regímenes militares de corte fascista. Todo ello para mostrar ante el mundo una falsa unidad nacional, que ellos llaman “chilenidad” y que se empeñan en forjar una unidad nacional con ‘camisa de fuerza’, donde las ideas progresistas, como: reconciliación, reparación histórica y el respeto a la diversidad cultural no son temas a considerar, pretendiendo hacer invisible a los pueblos indígenas que lógicamente no formarán parte de la celebración.

Los esfuerzos del colonialismo interno de acallar sus voces, fracasaron y donde el uso de la fuerza bruta de ayer logro imponerse, fracaso rotundamente ganarse la confianza y el corazón del mapuche. Su patriotismo fanático, solo logra alejarnos aun mas y la ceguera prepotente y racista de la clase política, encuentra cada vez menos apoyo en la población chilena, muchos de los cuales, hoy solidarizan con la causa de nuestro pueblo Mapuche. Bajo este panorama que refleja la realidad histórica y contemporánea de los mapuches, no hay nada que celebrar en este bicentenario chileno, porque como lo hemos dicho es un evento que al producirse en 1810, los mapuches eran y siguieron siendo libres e independientes.

Para concluir, quizás las declaraciones de la Lonko Juana Calfunao del pasado viernes de 10 de sept. después de permanecer más de cuatro años injustamente encarcelada acusada de violar una ley que en el momento de cometer la supuesta “ofensa” no existía. Creo que su ejemplo sintetiza el sentir de la gran mayoría de los mapuche: “No piensen que la cárcel es motivo para doblegarse, al contrario, viene a fortalecerse, porque todo lo no me mata me hace más fuerte y seguiré reivindicando mis derechos territoriales”. (3) Para condenar a la Lonko Juana Calfunao, el parlamento chileno debió pasar una ley y aplicársela de manera retrospectiva; la Lonko ha sido torturada por la policía, hasta el extremo que sufrió un aborto como resultado del trato carcelario, ha sido arrastrada de sus trenzas en su comunidad por la policía y su casa y comunidad allanada repetidas veces. Su casa fue quemada por desconocidos en tres ocasiones, ha sufrido amenazas constantes de latifundistas, la policía y elementos racistas de su zona, para ella jamás hubo justicia, todo lo contrario las autoridades chilenas han urdido una persecución política contra ella para mantenerla encarcelada, lo único que han logrado es fortalecer sus convicciones y determinación.

Para muchos mapuches el bicentenario chileno será una fecha de reflexión, porque no obstante ser un evento que nada tiene que ver con nuestro pueblo, las políticas introducidas por los estados que posteriormente ocuparon nuestro país ha sido devastador para nuestro pueblo. Los casi 130 años, después de concluida la resistencia armada del pueblo Mapuche (1883), el pueblo mapuche sigue de pie luchando por sus derechos, defendiendo su cultura, su forma de vida y por la recuperación de su territorio; La convicción del mapuche que lucha por la libertad, autonomía y libre determinación no se ha extinguido, por el contrario se fortalece, cuyos dirigentes siguen levantado en alto el mismo compromiso con la libertad y libre determinación que inspiró la lucha de nuestros ancestros, convencidos que su lucha es justa y que esta vez tienen el respaldo del derecho internacional.
Bibliografía

  • Parlamento de Negrete 3, 4 y 5 de marzo 1803. Doc. Archivo Mapuche International Link
  • El Supremo Director del Estado a nuestros hermanos los habitantes de la frontera del Sud. Carta de Bernardo O’Higgins, Santiago, Sábado 13 de Marzo de 1819.
  • Información distribuida en Red Pulchetun. Viernes 10 de septiembre, 2010

 

GRAN JORNADA DEL BICENTENARIO CIUDADANO Y POPULAR
Tomado de: http://bicentenariociudadano.org/
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El domingo 19 de septiembre de 2010 se realizó en el Parque Portales del Barrio Yungay la Jornada de Conmemoración del Bicentenario Ciudadano y Popular. Según estimaciones de carabineros, 25.000 personas participaron durante todo el día en esta iniciativa organizada por el Comité por Bicentenario Ciudadano y Popular, la única actividad alternativa al Bicentenario oficial.

Con Cine, Documentales, Música, Danza, Foros, Teatro, Circo, Pintura, Fotogrfía, Literatura, Cicletada, Campeonato de Baby Futbol, Ruta Patrimonial por el Barrio Yungay, Actividades infantiles, Feria de Artesanos y Organizaciones, y Fiesta de la Primavera, se desarrolló durante todo el día la masiva jornada a la que adhirieron más de 150 organizaciones. Más de 400 artistas participaron de esta hermosa iniciativa que trajo a la memoria todas las luchas sociales de los últimos 200 años y fue un espacio solidario de miles de personas con la lucha de los comuneros mapuches en huelga de hambre. Represetntes de las organizaciones mapuche de Santiago entregaron su posición respecto de la crítica situación de los comuneros en huelga de hambre y agradecieron la solidaridad expresada por los miles de asistentes durante la jornada.

La actividad contó con la complicidad de centenares de creadores y personas que contribuyeron a una gran jornada que tuvo momentos notables con el paso de los 12 carros alegóricos con las demandas sociales en la Fiesta de la Primavera, la actuación de Chico Trujillo, LeguaYork, Los Republicanos de la Cueca, Manuel García, y el saludos de diversas organizaciones ciudadanas quefueron capaces de generar esta hermosa iniciativa para iniciar un proceso de transformaciones para Chile.

LA CELEBRACIÓN “DEL PUEBLO”:
BICENTENARIO CIUDADANO Y POPULAR
Tomado de: http://radio.uchile.cl/noticias/83139/
Cristián Zúñiga Pozo

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Jueves 16 de Septiembre 2010 18:22 hrs.
Un festival en el Barrio Yungay y la vuelta de la añorada Fiesta de la Primavera, son algunas de las actividades que preparan para este fin de semana organizaciones de la sociedad civil y estudiantes para celebrar los doscientos años de independencia con participación, cultura y reflexionando sobre nuestro país. Revisa aquí el programa.
Un grupo de organizaciones civiles y de federaciones de estudiantes universitarios organizó el  “Bicentenario Ciudadano y Popular” en el Barrio Yungay, una alternativa a las celebraciones oficiales que contará con un múltiples actividades gratuitas que invitan a ser parte de una celebración masiva, además del regreso de la Fiesta de la Primavera.
Todo parecía indicar que la fiesta del Bicentenario sería inolvidable, pero el curso de los hechos que viviríamos en 2010 provocó que los chilenos irremediablemente quedáramos marcados por un sentimiento casi contrario al de una celebración tan esperada. Primero fue el terremoto, luego vinieron los mineros atrapados que pusieron en evidencia las malas condiciones laborales del sector y cuyo rescate aún permanece en la incertidumbre y, finalmente, los presos políticos mapuches en huelga de hambre, 32 de ellos hace más de dos meses, cuyas vidas están en riesgo y aún no encuentran una solución a sus demandas.
En un Bicentenario sin grandes obras arquitectónicas que lo conmemoren y con actividades oficiales que han sido catalogadas de superfluas o directamente fomes, un grupo de Organizaciones no Gubernamentales (ONG´s) se reunió en el Comité por el Bicentenario Ciudadano para celebrar una verdadera fiesta de la historia, la cultura y las artes en el Barrio Yungay.
Uno de los objetivos de la iniciativa es promover actividades sociales que permitan la participación de los habitantes de Santiago en esta conmemoración nacional más allá de las actividades oficiales organizadas por las autoridades de Gobierno.
Uno de los integrantes del equipo coordinador de la fiesta ciudadana, José Osorio, dijo que lo importante es recuperar la memoria del pueblo en este Bicentenario para que “se han unido a este esfuerzo común por rescatar la historia que a nosotros nos interesa. Los estudiantes por la historia del movimiento estudiantil, la historia de lucha durante todos estos años desde que existe la Universidad de Chile”
Desde las 12:00 horas de este domingo el Bicentenario Ciudadano y Popular albergará la cuarta versión del Festival del Barrio Yungay que se desarrollará en tres escenarios, que estarán acompañados de eventos en el Teatro Novedades y en los Centros Culturales Azul Violeta y Manuel Rojas.
En el Parque Portales, en tanto, se efectuará una actividad ciudadana que contará con una feria de artesanos y organizaciones,  música, cine, teatro, literatura, danza, pintura, actividades infantiles, debates, campeonato deportivo, carnaval, reciclaje, cicletada, documurales y rutas patrimoniales.
José Osorio, representante de la Asociación Chilena de Barrios y Zonas Patrimoniales, destacó que esta será la oportunidad de acceder a distintas manifestaciones artísticas gratuitas señalando que “esto estará lleno de colores, con tres escenarios donde se va a expresar la diversidad de la música, el teatro, la literatura y el debate. En el mismo espacio público abrirá sus puertas el Teatro Novedades para desarrollar algunas discusiones, muestras de documentales, poesía que se realizarán paralelamente a la Fiesta de la Primavera y al Festival barrio Yungay.
El dirigente aseguró que será un lugar de articulación y de encuentro,  que se suma a la campaña de la ONG ACCION denominada  “Ciudadanía Bicentenario, para Crear Democracia”.
Fiesta de la Primavera, Recuperando Nuestra Historia
Una de las atracciones del evento ciudadano será la reedición de la Fiesta de la Primavera que volverá a ocupar un lugar especial en septiembre luego de 40 años de ausencia.
La tradicional celebración tiene sus antecedentes en 1918 en Concepción con la Fiesta de los Estudiantes, luego denominada Fiesta de la Primavera, cuyos principales espectáculos eran el corso de flores, la velada bufa y el gran baile de máscaras en el Teatro Concepción.
En su versión 2010 la fiesta se iniciará a las 12:00 horas del domingo 19 de septiembre. Luego, a contar de las 17:00 horas se presentará un festival de Carros Alegóricos temáticos de Federaciones de Estudiantes y organizaciones sociales en el Parque Portales del Barrio Yungay (Metro Quinta Normal).
La organización de la fiesta primaveral 2010 está a cargo de los  universitarios de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) en conjunto con las Federaciones de Estudiantes de la Universidad de Santiago (FEUSACH), Universidad Federico Santa María (FEDUSM) y la Universidad Tecnológica Metropolitana (FEUTEM).
Programa de actividades del Bicentenario Ciudadano y Popular
Viernes 17 de Septiembre
10:00 horas: Fonda comunal en Pedro Aguirre Cerda.
Grupos folclóricos Comunales, Las Niñas, Los Republicanos de la Cueca
Estadio Municipal de Pedro Aguirre Cerda (Av. La Marina 2500)
Feria gastronómica, artesanía, juegos típicos, grupos folclóricos, exposiciones.
19:00 horas: Inauguración de la Exposición “Andar con Víctor, Dos Siglos de la Mano” de la Fundación Víctor Jara en Comuna Pedro Aguirre Cerda. Estadio Municipal de Pedro Aguirre Cerda (Av. La Marina 2500).
Concierto masivo con Héctor Pavez, Santiago del Nuevo Extremo y Grupo de Danza Espiral.
Domingo 19 de Septiembre
Jornada Ciudadana de Conmemoración del Bicentenario Popular
Se realizará el Cuarto Festival del Barrio Yungay que se desarrollará en tres escenarios, acompañados de eventos en el Teatro Novedades y en los Centros Culturales Azul Violeta y Manuel Rojas.
Escenario 1 Los estudiantes crean por la defensa de la educación pública.
(De 12 a 17 horas, Maipú con Portales. Distintas bandas y grupos musicales participan en el escenario de los estudiantes. Organiza: Fech y Maestra Vida.
Escenario 2  Defendiendo nuestros barrios y nuestro patrimonio cultural. De 12 a 17 horas, Libertad con Parque Portales) Danzas latinoamericanas de Ecuador, Perú, Colombia y Bolivia. Trovadores Yulissa Reyes, Nebro, Mauricio Gutiérrez, Felipe Aranda y Gabo Sequeria (Argentino).
Escenario 3 Las demandas sociales de Chile en el Bicentenario Ciudadano y Popular. De 16:45 a 21:30 horas, Cueto entre Portales y Agustinas. Presentaciones de Chico Trujillo, Legua York, Los Republicanos de la Cueca y Manuel García y más de 200 artistas
Más actividades
200 poemas para el vil centenario en el Bicentenario Ciudadano y Popular.
Cientos de Ciclistas se sumarán a Fiesta de la Primavera en el Bicentenario Ciudadano y Popular
Más detalles en www.bicentenariociudadano.org

CHILE, MEDIÁTICO BICENTENARIO
Tomado de: http://blogs.publico.es/dominiopublico/2432/chile-mediatico-bicentenario/
18 Sep 2010
Etiquetas: cultura, política, sociedad
PABLO SAPAG M.
Profesor de Historia de la Comunicación Social e investigador en la UCM

http://blogs.publico.es/dominiopublico/files/2010/09/09-18.jpg
Ilustración de Federico Yankelevich
Chile celebra estos días el bicentenario del comienzo de su independencia de España. No lo hace, sin embargo, como lo había previsto la élite que lo gobierna desde hace dos siglos. Ese homogéneo y compacto grupo avistaba una fiesta de consumo interno con la que apuntalar una unidad nacional siempre precaria y amenazada por desigualdades económicas y sociales que se alimentan de otras aún más complejas y permanentes: las raciales y culturales. Lejos mucho tiempo del interés de una prensa internacional que lo ha convertido en alumno aventajado de un neoliberalismo sin anestesia que se sostiene en la espiral del silencio, el bicentenario sorprende a Chile, sin embargo, convertido en estrella mediática de América Latina. Una región en la que este año se suceden conmemoraciones similares.

La efeméride chilena, no obstante, disputa ya a un México en horas muy bajas el escaso interés histórico de la prensa internacional. La misma que tardó dos semanas en informar suficientemente de la tragedia de los 33 mineros sepultados a 700 metros de profundidad en una mina chilena. Sólo la noticia de que estaban vivos, difundida al mundo por un presidente Sebastián Piñera, que asumió el riesgo político de implicarse personalmente en su búsqueda, hizo que Chile y sus mineros dieran la vuelta al mundo. Momento de gloria para un Piñera tan poco conocido en el mundo como su propio país. El problema es que el rescate llevará semanas, si no meses, lo que lejos de desinflar el interés mediático lo alimenta, de ahí un despliegue informativo internacional que no tenía a Chile como protagonista desde los tiempos del dictador Pinochet. Así, lo que prometía ser una muy periodística y rápida historia humana con final feliz para todos, obliga a buscar otros enfoques noticiosos de mayor profundidad, pero también más incómodos.
Emergen entonces otras realidades de una sociedad en la que el 15% de población blanca y culturalmente europea gobierna a una mayoría compuesta por un 70% de mestizos y un 10% de indígenas. La tragedia de la mina ha puesto negro sobre blanco esos perfiles y roles. La inmensa mayoría de los atrapados son mestizos, lo delatan su aspecto físico y su nombre. Los que desde de arriba organizan su rescate después de hacer la vista gorda ante las precarias medidas de seguridad de la mina son, casi sin excepción, todos blancos y de apellidos tan centroeuropeos como los de los dueños del yacimiento.
A partir de esos datos tan básicos, en Chile, uno de los países más desiguales del mundo según su índice Gini, es casi imposible equivocarse a la hora de caracterizar social y económicamente a la población. Por algo menos de 700 euros, en un país en el que casi todo cuesta igual o más que en España, los 33 mineros se la jugaban cada día en una mina insegura de la que sus dueños obtenían millonarias ganancias. Esa pobreza y desigualdad explican que un ex futbolista profesional que fue compañero de Iván Zamorano en un equipo de la primera división chilena haya bajado a la mina. Franklin Lobos lo hacía para pagar los estudios universitarios de sus dos hijos en un país que, en relación a los sueldos, está considerado entre los más caros del mundo en ese y en otros rubros. Entre otras cosas, porque un Estado mínimo –que es el resultado de un sistema tributario escasamente progresivo– apenas subsidia nada.

La prolongación del encierro en la mina también ha permitido a la prensa internacional descubrir que desde un mes antes del derrumbe un número casi igual de presos mapuche mantenían una huelga de hambre. El traslado al hospital de varios de ellos ha terminado por desinflar la euforia tras el hallazgo con vida de los 33 mineros a los que se ha querido convertir en símbolo del bicentenario y del Chile recién admitido en la OCDE por sus “envidiables índices macroeconómicos”.
El llamado conflicto mapuche es tan largo como el propio Chile, histórica y geográficamente hablando. La “gente de la tierra” reclama precisamente eso, la devolución de una mínima parte de las tierras que les fueron expropiadas por un Estado de Chile que no se conformó con lo heredado de la Corona española.
También reclaman el reconocimiento étnico a un Estado que se ha esforzado como pocos en América Latina por homogeneizar a la población desconociendo la realidad demográfica y cultural de un país donde se llama “pueblos originarios” a los mapuche y otros indígenas, paradójico reconocimiento semántico de que otros no lo son, aunque mandan y mucho.

La élite no oculta su preocupación. Varios de sus miembros, sean de Gobierno o de oposición, racial y culturalmente homogéneos, aseguran que la muerte de uno de esos mapuche procesados en su día por la Ley Antiterrorista en vigor desde la época de Pinochet daría al traste con los fastos del bicentenario. Peor aún, “dañaría la imagen internacional de Chile”. Es lo que realmente espanta a una clase dirigente que hasta que aparecieron con vida unos mineros que apenas habrían sido un breve en cualquier periódico “de clase mundial” contaba con un silencio cómplice justificado por intereses empresariales o por un sistema mediático que discursiva y económicamente busca al menos una historia de éxito por continente –Suráfrica, por ejemplo–.
Esta vez la gran mayoría de chilenos mestizos e indígenas –muchos de ellos inconscientes de su condición– son los auténticos protagonistas, dejando al descubierto un modelo contradictorio y poniendo en entredicho la imagen proyectada al exterior de un Chile sólo a la medida de su excluyente y todopoderosa élite.

CHILE CELEBRA UN BICENTENARIO AUSTERO
Tomado de: http://www.elpais.com/articulo/internacional/Chile/celebra/Bicentenario/austero/elpepuint/20100918elpepuint_1/Tes
El terremoto, los mineros y los mapuches se dejan sentir en la conmemoración
El País, España.
Santiago - 18/09/2010
 MANUEL DÉLANO
Chile celebra hoy su Bicentenario con festejos en todas las ciudades, intentando dejar atrás un año en el que la parte más poblada de su territorio, la zona centro sur, sufrió, el pasado febrero, el embate del quinto terremoto de mayor intensidad que ha conocido la humanidad desde que hay registros, seguido por un maremoto que barrió las localidades costeras. Tras un impacto inicial, la economía muestra signos de vigor y las autoridades proyectan un crecimiento del PIB del 5% para este año y del 6% para 2011. Las preocupaciones se trasladaron a la suerte de los 33 mineros atrapados por un derrumbe a 700 metros de profundidad, que luchan por sobrevivir, y de los 34 mapuches en huelga de hambre en cárceles para exigir sus derechos.
La fiesta por el Bicentenario ha sido austera. Juegos de luces, fuegos artificiales y 12 obras, entre ellas la modernización del Estadio Nacional, el mismo que los militares usaron después del golpe militar de 1973 como campo de concentración para prisioneros políticos. El Gobierno optó por dar una señal de sobriedad y ha gastado en las fiestas tres millones de dólares, bastante menos que los cerca de 200 millones de dólares que costó la celebración de México.
Los chilenos disfrutan de un fin de semana largo, con cuatro festivos entre viernes y lunes, merecido en este 2010 de fuertes emociones, en el que, además, el péndulo del poder político regresó después de 20 años de la centroizquierda a la derecha, con la llegada a La Moneda del presidente Sebastián Piñera. La derecha, que asumió el poder por votación popular por primera vez en más de medio siglo, desde 1958, debió agregar a su agenda las tareas de la emergencia del terremoto, que todavía no han concluido, y la reconstrucción, que apenas ha empezado, en medio de crecientes críticas a su lentitud, y que ocupará el periodo de Gobierno completo, hasta 2014.
La envergadura de esta tarea es mayúscula, y es, probablemente, la más importante de este Bicentenario. La catástrofe representó para Chile daños equivalentes al 17% del PIB, en contraste, por ejemplo, con los del huracán Katrina, que significó el 1% del PIB de Estados Unidos.
En las celebraciones de ricos y pobres la parrilla ha sido la reina del Bicentenario. El olor a carne de vacuno, cerdo y ave asada al carbón inunda las calles del país, mientras cientos de miles acuden a las "fondas", lugares de comidas, bailes y entretenimiento, en todas las ciudades y pueblos. Es el reflejo de cuánto han cambiado los chilenos. En promedio, un chileno come hoy 81,3 kilos de carne al año, un 26% más que hace una década y apenas por debajo de los países desarrollados (82,9 kilos).
La fiesta de los 200 años encuentra al país más rico, desde el punto de vista de los ingresos, que en cualquier otro momento de su historia y más cerca de su meta de ser desarrollado. El ingreso anual promedio de un chileno supera hoy los 15.000 dólares: es mayor que el de un argentino y el más alto de América Latina en términos de paridad de poder de compra.
El país es más rico porque su población tiene más acceso a la educación, ha mantenido la macroeconomía y las cuentas fiscales en orden, disfrutado de estabilidad en las últimas dos décadas y, sobre todo, porque encontró un lugar en la globalización: Chile está especializado en la exportación de materias primas, una inversión sin embargo arriesgada porque el grado de elaboración de su producción es reducido.
El ingreso de todos, incluidos los pobres, ha aumentado desde el regreso a la democracia, pero el de los ricos lo ha hecho en mayor medida. Esto se traduce en una desigualdad y concentración de la riqueza que están entre las más altas de América Latina.
La recesión global de 2009 provocó un aumento de la pobreza, del 13,7% en 2006 al 15,1% en 2009, pero muy por debajo en todo caso del 38,6% que recibió la democracia en 1990 como herencia de la dictadura. Las brechas entre ricos y pobres son fracturas visibles en las ciudades: barrios con ingresos, viviendas, servicios e infraestructuras de países desarrollados, que contrastan con sectores periféricos donde las drogas y la delincuencia son cotidianas y los subsidios del Estado resultan fundamentales. Entre ambos se encuentra una clase media con aspiraciones, que no recibe apoyo y añora al Estado, mientras en las zonas rurales la pobreza tiene rostro indígena. Todos han debido acostumbrarse a un país en el que la educación y la salud son diferentes para ricos y pobres, y en el que la cuna continúa resultando decisiva.
A pesar del terremoto y los dramas de mineros y mapuches, que en ambos casos reflejan injusticias históricas, al hacer un balance del Bicentenario, los chilenos se sienten satisfechos, según una encuesta reciente de la consultora IPSOS, que preguntó por el grado de satisfacción con lo que ha ocurrido en el país desde la independencia. Un 79,8% de los chilenos se declaró "muy satisfecho" o "satisfecho", en contraste con el 44% de los argentinos.

PIÑERA SE REFIERE A LOS INDÍGENAS Y AL GOLPE MILITAR
Tomado de: http://www.radiopolar.com/noticia_39190.html
El Presidente de la República, Sebastián Piñera realizó un fuerte llamado a la unidad “entre gobierno y oposición, entre el sector público y privado, entre trabajadores y empresarios, entre el estado y la sociedad civil” y envió “un mensaje lleno de cariño y esperanza a nuestros pueblos originarios, particularmente a nuestro pueblo mapuche”.

Recalcó que “los chilenos debemos sentirnos muy orgullosos de ser una nación multicultural, pero también no podemos dejar de reconocer que durante décadas y quizás siglos, hemos negado a nuestras comunidades de pueblos originarios las oportunidades necesarias para su progreso material y espiritual, y para su plena integración a nuestra república”.

El Jefe de Estado se refirió a la huelga de hambre que llevan adelante 34 comuneros mapuches y señaló que “con la misma fuerza con que hemos hecho y seguiremos haciendo todo lo humanamente posible para rescatar sanos y salvos a los 33 mineros atrapados, vamos a utilizar todos los instrumentos del Estado de derecho para resguardar la integridad física y la vida de los 34 comuneros en huelga de hambre”.

Asimismo dio cuenta de los programas de gobierno para apoyar a las comunidades, a través del Plan Araucanía, que según dijo “compromete no sólo recursos, sino que compromete voluntades y eso incluye darles reconocimiento constitucional, reforma que está en las manos de este Congreso”.

En la misma línea, mencionó los proyectos que restringen el ámbito de la Justicia Militar y el que modifica la Ley Antiterrorista.

A su vez, Piñera hizo una reflexión sobre el golpe de Estado, indicando que “si lo miramos con objetividad y sin pasión creo que todos tenemos que concluir que ese quiebre no fue algo súbito ni intempestivo. Ciertamente, fue evitable. Pero obedeció a una democracia que venía enferma de mucho antes”.

Agregó que nuestro sistema político estaba “enfermo de exceso de ideologismo, de violencia, de falta de respeto al Estado de derecho, de nula capacidad de diálogo, de violencia, y por eso mismo pienso que tenemos que saber aprender de nuestra historia".

INSULZA: "NADIE SE ACORDÓ DEL RÉGIMEN MILITAR EN EL BICENTENARIO DE CHILE"

Tomado de: http://noticias.terra.com.ar/internacionales/insulza-nadie-se-acordo-del-regimen-militar-en-el-bicentenario-de-chile,02e594f2be03b210VgnVCM20000099f154d0RCRD.html

20 de septiembre de 2010 • 22:45

 
El secretario general de la OEA, el chileno José Miguel Insulza, dijo el lunes que "gracias a Dios" nadie se acordó del régimen militar en Chile en los festejos por el Bicentenario de la Independencia de ese país.
"No hubo ningún interés en nadie, en nadie con N mayúscula, en recordar la experiencia del régimen militar" de Augusto Pinochet, de 1973 a 1991, sostuvo el político en declaraciones a la AFP en Asunción el lunes.
Dijo que Chile se encuentra en una etapa de franco progreso económico "porque hubo 20 años de gobierno democrático eficiente, y eso es mucho más importante que un régimen militar en el cual la economía del país creció a la mitad del ritmo de lo que creció en estos últimos 20 años".
"No hubo ni un hueco en la celebración para recordar el régimen militar, gracias a Dios. Los países tienen que construirse en democracia. Si el ejemplo chileno vale para algo sería bueno recordar que en los últimos 20 años fueron años de crecimiento no igualados en la historia del país, por lo menos de todo el siglo anterior", sostuvo con vehemencia Insulza.
El secretario general de la OEA visitó por pocas horas Asunción este lunes para firmar con el presidente Fernando Lugo un convenio de asistencia para mejorar la gestión pública.
Si bien admitió que países como Brasil, Uruguay y Perú registran avances sostenidos en su economía, destacó que "no cabe duda" de que la mayor parte de los países del hemisferio "está creciendo sólidamente".
Preguntado cuál fue la característica de Chile, contestó: "Los acuerdos políticos fueron centrales".
"Después de un régimen militar que dividió al país hubo la voluntad política de todos para llevar adelante un proceso político, económico y social de manera consensuada, sin tratar de imponerle nadie su voluntad al otro. Yo creo que no hay un milagro económico y un milagro político", observó.
Resaltó que los peligros que hoy acechan a la democracia se centran en los efectos de la pobreza y la desigualdad, los problemas de la seguridad pública y el crecimiento de la delincuencia, y la ineficiencia de los gobiernos para combatirlos.
Chile celebró el sábado 18 de septiembre 200 años de vida independiente con distintas actividades y festejos en todo el país.