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CÁTEDRA “BICENTENARIO DE LA PRIMERA INDEPENDENCIA DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE”

Se sabía muy poco de América Latina, que es nuestro hemisferio, el área del mundo a la cual pertenecemos y con la cual tendremos que unirnos en el futuro; se habla de integración y cómo se puede avanzar por el camino de la integración si nos ignoramos unos a otros, si todos los pueblos de América Latina se ignoran unos a otros, si ignoran su propia historia.
Nosotros no podemos perdonarnos ignorar no ya nuestra historia, sino incluso la historia de América Latina; nosotros no nos podríamos perdonar ignorar siquiera la historia del mundo porque están asociadas. Seríamos incompletos, estaríamos mutilados desde el punto de vista cultural si ignoramos la historia del mundo. Esas tres historias tienen que estar muy presentes.
      Fidel Castro Ruz,  1992:

El 9 de mayo del 2008, un grupo de 120 investigadores, profesores e intelectuales de Cuba, con la presencia solidaria de colegas de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, México, Palestina y Gran Bretaña, nos constituimos en La Habana, como Bicentenario de la primera independencia de América Latina y el Caribe”, en referencia a los doscientos años de inicio de los procesos  independentistas en las repúblicas latinoamericanas y caribeñas. Promueve esta iniciativa la Unión Nacional de Historiadores de Cuba, con la colaboración del Instituto de Historia de Cuba, la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y el Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García”. La Cátedra es auspiciada también por el Grupo de Trabajo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) “El Bicentenario Latinoamericano: Dos Siglos de Revoluciones a la Luz del Presente”.

Integran la Cátedra investigadores y profesores de Historia, Ciencias Políticas, Sociología, Pedagogía y otras disciplinas sociales de las instituciones que auspician la Cátedra, la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas, Instituto Superior Pedagógico “Enrique José Varona”,  Universidad de La Habana, Instituto de Filosofía, el Centro de Estudios sobre América y la Sección de Historia de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), entre otras.

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Inauguración de la Cátedra Bicentenario, La Habana, abril 2008

Objetivo

En oportunidad de la convocatoria a celebrar los bicentenarios de las independencias de las Repúblicas Latinoamericanas, realizada por gobiernos y asociaciones de la región, proponemos aportar a la construcción en curso, nuestra perspectiva cubana y latinoamericana, sobre el universo histórico que abren los procesos independentistas en la región.

La Cátedra “Bicentenario Latinoamericano”, será un espacio para el enriquecimiento del patrimonio cultural y la memoria histórica, mediante el estudio y la promoción de investigaciones,  en la docencia y la divulgación, con el propósito definido de ser expresión enriquecedora de la historia y la cultura atesoradas desde los intereses nacional populares de nuestros pueblos, expresados en sus luchas anticolonialistas, antimperialistas y socialistas. Así mismo la Cátedra hace suyo el ideal bolivariano y martiano de unidad e integración solidaria de los latinoamericanos y caribeños, y brindará su atención a los estudios y proyectos que incentiven la cooperación entre las naciones.

Organización

La Cátedra se articulará en proyectos de trabajo concretos, según los intereses de sus asociados.  Bimensualmente realizará una reunión de debate y estudio.

La Cátedra tendrá una presidencia integrada por personalidades del más alto prestigio científico y cultural y un grupo coordinador de proyectos y actividades. Así mismo se ha constituido un Comité Internacional de promoción y colaboración.
La Cátedra está abierta a los profesionales de todo el continente y el mundo, y a tal efecto sus proyectos y convocatorias, promoverán la más amplia y propositiva participación de nuestros colegas y amigos.
Fundamentación

El Bicentenario Latinoamericano –entendido como movimiento continental de liberación nacional-, su estudio, interpretación y divulgación, con una visión de proceso, de su trascendencia e importancia, en el contexto de más de doscientos años de hechos y realizaciones compartidas, constituye una tarea de importancia científica, cultural, ideológica y política.

Nuestra pertenencia a un proyecto de emancipación y unidad latinoamericana, incluye el rescate del patrimonio cultural, la memoria, riqueza y experiencia histórica, que una y otra vez nos han querido borrar, quienes pretenden sustentar una hegemonía ideológica afín a los intereses de la dominación y explotación de nuestros pueblos. En tal dimensión el crecimiento de naciones independientes y soberanas,  la formación de las presentes y futuras generaciones, de trabajadores y profesionales patriotas, y el avance de proyectos anticapitalistas y  socialistas, pasan por la incorporación del acervo político cultural emancipador, y su intelección prospectiva. Asumimos que las historias del movimiento nacional liberador decimonono, y las luchas compartidas de  las naciones de esta parte del mundo,  tienen su protagonismo a la hora de construir y pelear la historia que hoy vivimos, porque esencialmente la definitiva independencia de la mayoría de nuestras naciones aún está por alcanzar.

Consideramos que las plataformas ideológicas, filosóficas, y políticas, sobre las que se sustenta la voluntad de conmemorar el  Bicentenario Latinoamericano, deben incentivar un útil y fructífero debate plural sobre los acontecimientos que se conmemoran, su interpretación y destino. Para ello resulta imprescindible alentar hacia una profunda y certera lectura de la historia y cultura que poseemos. Basarnos en lo que realmente sucedió en la historia, es una ineludible posición de ciencia y conciencia ética.

Partimos del criterio de que los movimientos de liberación nacional en América Latina, poseen un sustrato de combates y rebeldías desde los propios días de la conquista, que continúan en tiempos de la llamada colonización. En el Siglo XVIII aparecen condiciones y entornos de realización cualitativamente superiores. Este siglo se caracteriza por el crecimiento de las luchas de los negros esclavos y el cimarronaje, por las sublevaciones y conflictos protagonizados por comuneros y campesinos –los vegueros en Cuba entre 1817-23-, y las demandas de participación de los criollos ricos en la política metropolitana y  la administración colonial.

Al generalizarse en 1776 la guerra de independencia de las 13 colonias inglesas de Norteamérica, se destaca la ayuda y protección de los caribeños a los colonos insurrectos, en particular de venezolanos y cubanos, que se armaron corsarios para atacar los barcos y las posesiones británicas, y pelearon como milicianos en las batallas norteamericanas. Cuatro años después, en tierras andinas, los pueblos originarios protagonizan el gran levantamiento de Tupac Amaru, pionero también de la emancipación  y unidad en la lucha con los esclavos negros, mestizos y blancos pobres,  seguido por la insurrección de los hermanos Catari en Potosí, Bolivia y de los comuneros del Virreinato de Nueva Granada, Colombia.

No es ocioso recordar que en 1789, año en que las masas parisinas asaltaron La Bastilla, ya Joaquín José Da Silva, “Tiradentes”, organizaba en Minas, Brasil, el movimiento emancipador, y el venezolano Francisco de Miranda, combatiente de la guerra de independencia norteamericana, recorría Europa, en busca de apoyo para el proyecto de la independencia latinoamericana de la metrópoli española.

Es consustancial a tal escenario de luchas, que el cruce de siglos y el nacimiento del XIX americano, coincida con la sublevación de los negros esclavos en Haití, dirigidos por  Toussaint Louverture. La victoria de los rebeldes sobre los ejércitos británicos y franceses, determina la fundación en 1804, de la primera república latinoamericana independiente. Resulta entonces significativo que sea precisamente la Revolución Haitiana, la que nos convocó a celebrar el primero de los bicentenarios de las independencias de las Repúblicas Latinoamericanas

La experiencia política y los anhelos de independencia que acumulan los americanos, se articula y precipita en las circunstancias  de la gran crisis de la monarquía española en 1808, para dar lugar a las luchas independentistas que en el primera tercio del siglo XIX, determinan con la batalla definitiva de Ayacucho en 1824, el nacimiento de la mayoría de los actuales Estados de la región. Es toda una época histórica pletórica de acontecimientos, donde queda pendiente la realización del proyecto anunciado por Tupac Amaru, y perfectamente diseñado para la época por Simón Bolívar, con la esencial coincidencia de unidad y compromiso latinoamericano, independencia de las potencias extranjeras, desarrollo autóctono, emancipación humana y justicia social, compartida por Mariano Moreno, José de San Martín, José Gervasio Artigas, Bernardo O´Higgins y otros importantes próceres  independentistas del continente. Contra el proyecto bolivariano se concitaron los poderes oligárquicos locales y las apetencias foráneas –de Gran Bretaña y los Estados Unidos en particular-, que hicieron fracasar la propuesta del Congreso de Panamá en 1826, impusieron la fragmentación regional, desestimularon el interés de los patriotas suramericanos y mexicanos por liberar a Cuba y las Antillas, y pusieron fin al ciclo revolucionario independentista iniciado por los esclavos insurrectos de Haití. Pero el anhelo de aquel destino unitario siempre se mantuvo, unas veces soterrada, otras ondeando en unos y otros proyectos, y hoy se concita con nuevas fuerzas y renovada vigencia.

En 1898, con la salida de la monarquía española de Cuba y Puerto Rico, tras la ya segura victoria de las fuerzas insurrectas cubanas, la guerra hispano cubano-norteamericana y el éxito  de la política expansionista del naciente imperialismo estadounidense sobre la decadente potencia europea, comenzó la era del neocolonialismo para buena parte del continente. Quedó entonces pendiente hasta mediados del Siglo XX, el avance sustantivo de la descolonización en la región insular caribeña, proceso que aún no ha concluido. Y sobre todo, se inicia un nuevo panorama emancipador, definido de manera certera por José Martí sin aún finalizar el Siglo XIX. Martí proclama la necesidad de una segunda independencia. Comprende el drama de pobreza y opresión de las repúblicas oligárquicas, y trabaja por la independencia de Cuba, con pleno sentido antimperialista, para impedir -confesará el Apóstol cubano-, que los Estados Unidos se extendieran por las Antillas y América Latina.

El Bicentenario Latinoamericano nos convoca a profundizar sobre diversos e importantes temas históricos. Incorporar las visiones de la historia social y cultural, de la historia de la educación, el arte y la literatura, de la ciencia y la tecnología…. Entender el aún reciente y por ello poco estudiado Siglo XX, las múltiples facetas de la dominación neocolonial, de la penetración y explotación de los monopolios y el capital financiero estadounidense, europeo y japonés en nuestra región. Revaluar los grandes acontecimientos de la primera mitad del Siglo, el amplio universo de la Revolución Mexicana, del movimiento de reforma universitaria iniciado en 1918 en Córdova, y de las luchas campesinas, obreras y estudiantiles, que devinieron en no pocas situaciones y estallidos revolucionarios. Profundizar en la renovación del pensamiento socialista y de las luchas antimperialistas que genera la Revolución Cubana y que nos representamos en Fidel Castro y Ernesto Che Guevara. Considerar el pensamiento social y filosófico, y la dimensión ética presente en movimientos inéditos como la teología de la liberación, y la de educación popular. Volver con criterio maduro a la evaluación de las circunstancias y condiciones del lugar subordinado con que hemos arribado al Siglo XXI, atender problemas pendientes, como el de la justa demanda de una salida marítima para Bolivia.

El Bicentenario Latinoamericano también constituye oportunidad para evaluar la más reciente contemporaneidad, desde la trascendencia y esencialidades que nacen en nuestros paradigmas fundacionales. Para abrirnos al interesante panorama de la Latinoamérica y el Caribe de hoy, a sus nuevos movimientos liberadores,  quienes gestan actualmente formas novedosas de concebir y ejercer la política de modo protagónico, sobre las bases de relaciones solidarias, con clara conciencia de la necesidad de proteger la naturaleza y su armonía con la auto sustentabilidad y el desarrollo de las sociedades, garantizar el pleno despliegue humanista de la diversidad cultural, étnica y genérica, la justicia social, la democracia participativa con derechos realmente ejercidos por todos y todas, en el marco del no menos rico  debate que se ha abierto bajo el polémico  término de Socialismo del (en el) Siglo XXI. En este panorama, la independencia de Puerto Rico del dominio colonial de los Estados Unidos, la independencia de otros catorce territorios caribeños, el fin de la ocupación de Gran Bretaña del archipiélago de las Malvinas y su restitución a la República de Argentina, constituyen aún temas pendientes.

Frente a los intentos de reducir la conmemoración del Bicentenario Latinoamericano, a meras acciones declarativas, a festejos por el cambio del gobierno colonial y su sustitución por Estados oligárquicos, evaluamos la trascendencia de la recuperación crítica del aporte histórico de nuestros pueblos.

En el espíritu de compromiso y beligerancia patriótica, internacionalista y antimperialista de la Red de Redes en Defensa de la Humanidad, asumimos los postulados del “Llamamiento de Coro”, documento suscrito por los académicos e intelectuales reunidos en el Congreso Internacional “Las Independencias de América Latina: génesis, proceso y significado actual”, celebrado en agosto de 2006 en Coro, Venezuela, en ocasión del Bicentenario de la Expedición Revolucionaria de Francisco de Miranda, Precursor de la Independencia americana.

El Grupo de Trabajo de CLACSO “El Bicentenario Latinoamericano: Dos Siglos de Revoluciones a la Luz del Presente”, ha propuesto la problematización de esta historia que llega hasta nuestros días, en torno al nudo temático de las revoluciones, desde perspectivas interdisciplinarias al interior de las ciencias sociales. Consideramos que tal enfoque  sugiere un válido camino para la investigación y construcción histórica, al cual nos sumamos.

En vísperas de las conmemoraciones del centenario y el cincuentenario respectivamente, de las revoluciones Mexicana y Cubana, sin duda los más trascendentales procesos revolucionarios latinoamericanos del siglo XX, la conmemoración del Bicentenario Latinoamericano ofrece un espacio cosmovisivo para incentivar la reflexión y el análisis historiográfico, evaluar el campo de los estudios latinoamericanos, el estado de la docencia de la historia de América y de la labor de divulgación cultural en nuestros medios. Puede aportar además su visión de ciencia y conciencia a la prospectiva política, a los proyectos de nación y futuro posibles, a los esfuerzos unitarios e integracionistas, en la construcción del universo ideológico y cultural de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA).

 

Contactos:
Dr. Felipe de J. Pérez Cruz, Coordinador:
Email: felipe@cubarte.cult.cu;
Teléf: (537) 8 77 69 06