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EXPEDIENTE DE LA REBELIÓN DEL CACIQUE MAITAMÁ EN LA PROVINCIA DE ARMA (1552) Y HOJA DE VIDA DE SU CAPTOR, CAPITÁN ANTONIO PIMENTEL

TRANSCRIPCIÓN DE JUAN CARLOS GONZÁLEZ GUERRERO

Juicio a cacique. Movifoto S.A., 1968
Tomado de: http://narrandoydanzando.blogspot.com.co/2011/12/culturas-indigenas-de-colombia.html

Tomado de: Jorge Gamboa, editor. Encomienda, identidad y poder: La construcción de la identidad de los conquistadores y encomenderos del Nuevo Reino de Granada, vista a través de las Probanzas de mérito y servicios (1550-1650). Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2002. Disponible en internet. [Adaptada a la ortografía del español actual por Luis Javier Caicedo]

Este artículo contiene tres partes:

  1. CONFESIÓN DEL CACIQUE MAYTAMA Y DE LOS INDIOS GASPAR LENGUA Y ALONSO LENGUA

 

  1. CUESTIONARIO PRESENTADO POR ANTONIO PIMENTEL A VARIOS TESTIGOS ESPAÑOLES SOBRE LA REBELIÓN DE MAYTAMA
  1. RELACIÓN DE SERVICIOS DEL CAPITÁN ANTONIO PIMENTEL DE PRADO

 

Nota de albicentenario.com

El libro Encomienda, identidad y poder, editado por Jorge Gamboa, transcribe varias “probanzas de mérito y servicios” de los españoles que intervinieron en la conquista de la actual Colombia. Estos documentos son una especie de “hojas de vida” de los conquistadores, construidas mediante declaraciones de testigos ante las autoridades locales, con las cuales los interesados (que no son soldados rasos) buscan demostrar los servicios prestados al Rey en la conquista de América y en el sometimiento y cristianización de los indios, con el fin de obtener alguna prebenda de la Corona. En la actualidad esas relaciones de servicios son importantes porque al reconstruir sus vidas, estos oficiales intermedios de la conquista aportan mucha información que complementan los relatos de los escribanos y de los cronistas sobre la conquista.

En este caso se trata de los servicios prestados por el capitán Antonio Pimentel de Prado, natural de Mayorga (España) y teniente de gobernador de la villa de Arma por 1551-1553, quien hizo parte de las expediciones de Pedro de Heredia, Juan Vadillo, Jorge Robledo y Sebastián de Belalcázar que invadieron el occidente de la actual Colombia desde 1535, y por tanto su auto-biografía complementa con muchos datos de detalle las grandes crónicas de Pedro Sarmiento, Juan Sardela y Pedro Cieza de León. Pero, además, aporta mucha información sobre las primeras décadas de la sociedad colonial, así como sobre las rebeliones indígenas, tal como lo destaca el editor Jorge Gamboa en la introducción al libro mencionado:

“(…) el documento más interesante sobre rebeliones indígenas que ha sido incluido en esta publicación es un fragmento de la probanza de Gabriel de Prado y Antonio Pimentel de Prado, en que se presentan las confesiones de algunos caciques que participaron en un levantamiento general de la provincia de Arma en 1552 (Nota 1). Hasta el momento eran muy pocos los datos que se tenían acerca de este hecho. En el Archivo General de la Nación (Bogotá) solo se han conservado dos folios sueltos de este proceso (Nota 2).

“La rebelión fue organizada y dirigida por el cacique Maytama, quien se unió con otros caciques de la región para matar a los españoles y expulsarlos de sus tierras, pero al final fueron sometidos y apresados. Los documentos permiten hacer un estudio de algunos elementos como la organización política de los indios, la forma en que establecían sus alianzas, sus tácticas de guerra, el canibalismo y, finalmente, las estrategias de los españoles para someterlos”.

De la rebelión de 1552 que comprendió las provincias de Arma, Picara y Pozo y fue encabezada por el cacique Maytama o Maitamá, quien ya se había enfrentado a Jorge Robledo en 1540, se tenía poca información, a diferencia de la rebelión general de 1557, promovida por los indígenas Panches del otro lado de la cordillera central, la cual fue ampliamente documentada por Juan Friede.

Como dice el editor, es muy rica la información contenida en este expediente, útil para ulteriores estudios. Aquí extraemos los datos referentes a los nombre de los caciques y otros miembros varones del pueblo Arma, indígenas que habitaban Sonsón y Aguadas al momento de la conquista, así como la denominación de las provincias en que internamente subdividían el territorio (así en este caso solo se conozca su denominación en castellano):

Provincia

Cacique u otro

Maytama

Maytama, señor de la tierra
Maytama (hijo)
Tanipe (hermano de Maytama padre)
Juan el Guache (indígena lengua o traductor)
Sahera (cacique)
Magora (hijo de Sahera)
Piquima o Gaspar (lengua)
Maytán (cacique)
Abira (cacique)
Aguín (cacique)

Loma de los Caballos

Misara o Imbar (cacique)
Palcam (hijo de Misara)
Sarmen (cacique)
Hibí (cacique)
Alonso (lengua)
Hineca (líder)
Quirbín (líder)
Arbita (líder)

Loma del Alcance

Siayo o Yayo (cacique)
Sarmen (cacique)
Opirama (cacique)

Pueblo de la Pascua*

Yaya o Yayo o Iribí (cacique)
Canchape (cacique)
Perita (cacique)

Loma de la Cruz

Mermita (cacique)

Abrocha

 

Loma del Guaco

 

Loma de la Llana

 

Loma de Barbadillo

 

Pueblo Blanco*

 

Pito

 

*Pueblos fundados por Robledo en la expedición de 1540

Otras provincias, vecinas de Arma


Pozo

Mentecúa (cacique)
Morinda (cacique)
Pimara (cacique)
Inigua o Imagua (cacique)
Pomaracua

Picara

 

Pacora (Puacara, Pacura)

 

Tarcara

Chartame

Moraga (hoy Marmato)

Catalina (mujer lengua al servicio de los españoles)

 

Ahora bien, como ya se dijo, las relaciones de servicios son autobiografías formadas con la finalidad de causar buena impresión en la Corte, es decir, escritas a conveniencia. Por tanto, la información que aportan debe ser contrastada en lo posible con otras fuentes. Para el presente caso es conveniente tener en cuenta que el capitán Pimentel fue uno de los mayores artífices del exterminio de los indígenas Armas, e incluso sus crueldades fueron objeto de investigación oficial en su tiempo. El historiador Juan Friede, en su libro “Vida y luchas de don Juan de Valle, primer obispo de Popayán y protector de los indios” (1961, pág. 100), refiere que el principal opositor de la persona y la obra de este obispo fue el licenciado Francisco Briceño, oidor de la Real Audiencia de Santafé de Bogotá, “llegado a principios de 1551 a Cali, para tomar residencia [o sea, investigar] a Sebastián de Belalcázar. Pese a no ser sino juez, Briceño asumió, como era usual por entonces, el papel de verdadero conquistador, enviando continuamente gente a las expediciones y aun tomando algunas veces parte en ella”. Dice Freide que Briceño fue acusado posteriormente ante la Real Audiencia por Francisco González Granadino, provisor del Obispo de Popayán, por haber organizado expediciones de conquista a las provincias de Almaguer, La Plata (Huila) y Arma, que se caracterizaron por su crueldad, entre ellas la del capitán Pimentel: “El capitán Álvaro de Pimentel [sic] fue igualmente enviado por Briceño a conquistar la provincia de Arma, matando a más de 15.000 indios ‘aperreándolos y empalándolos y quemándolos vivos’. Sostenía el provisor que una población original de más de 35.000 aborígenes, había quedado reducida a unos 4.000”**.

No sobra agregar que para el capitán Pimentel la causa de tan grande mortandad era la antropofagia entre los indios, como aparece en la pregunta N° 19 del cuestionario que abajo se copia: “Y [digan los testigos] si saben, que a causa de se haber quedado otras veces con sus rebeliones en esta tierra y naturales de ella, ha venido en gran disminución, por causa de se comer los unos a los otros, en general, como entre ellos es uso y costumbre”.

Esta versión la reitera el alférez García de Castro al contestar dicha pregunta: “Y que, asimismo, sabe que los naturales de esta tierra han venido en disminución, así por comerse unos a otros, como por no tener comidas, ni bastimentos. Y esto, que lo sabe, porque lo vio y ha visto y es público y notorio”, lo mismo que Juan Ordóñez, vecino de Arma : “Y porque éste testigo sabe y es público y notorio, que se comen unos a otros y los caciques y principales de éste testigo le dicen que ahora algunos caciques y principales dan sus indios a otros caciques para que se los coman y los otros a los otros, de causa de lo cual, éste testigo sabe y es público y notorio que así por esto, como por las guerras que han tenido han venido en gran disminución los naturales”.

 

Luis Javier Caicedo

** Francisco Guillén Chaparro, fiscal de la Audiencia de Santafé, quien visitó Arma en 1582, registra que el despoblamiento continuó: “de más de veinte mil indios que había en la tierra cuando entraron los españoles, no hay hoy quinientos”. Por su parte Fray Pedro Simón, quien escribe después de 1600, al relatar el descubrimiento de la provincia de Arma, escribe que “ni en ella ni en todas estas otras que vamos diciendo [Pozo y Pácora], han quedado hoy mil indios, habiendo veinte mil en cada una sin la chusma [mujeres y niños], cuando estas conquistas”.

En el mapa anexo del Viejo Caldas, elaborado por el antropólogo Luis Duque Gómez en 1971, el lector podrá encontrar al norte la ubicación de las provincias Arma, Paucara, Pozo y Picara, que constituyeron el escenario de los acontecimientos relatados en este documento.

Para mayor información general sobre Santiago de Arma, puede consultarse la obra de Javier Ocampo López, oriundo de Aguadas, publicada en 1993 por la Gobernación de Caldas.

 

Jorge Orlando Melo. La conquista de Antioquia
En: http://www.jorgeorlandomelo.com/conquista_de_antioquia.htm

 

INFORMACIÓN DE MÉRITOS Y SERVICIOS DE GABRIEL DE PRADO Y ANTONIO PIMENTEL DE PRADO (FRAGMENTO), 1552.

Transcripción de Juan Carlos González Guerrero. Archivo General de Indias, Sección Patronato, Informaciones de méritos y servicios, rollos 19 y 20, legajo 162, número 1, ramo 7, folios 142-470.

 

  1. CONFESIÓN DEL CACIQUE MAYTAMA Y DE LOS INDIOS GASPAR LENGUA Y ALONSO LENGUA

 

Confesión del cacique Maytama

Este es un traslado, bien y fielmente sacado de tres confesiones de un cacique y dos lenguas, firmado del capitán Antonio Pimentel de Prado y de Gaspar Osorio, escribano público, las dos de ellas y el otro firmado del dicho capitán y de mí el escribano yuso escrito, según que en ella estaba escrito, su tenor de las cuales dichas confesiones, es como se sigue.

En la provincia de Maytama (Nota 3), en catorce días del dicho mes de octubre de mil quinientos cincuenta y dos años, el magnífico señor capitán Antonio Pimentel de Prado, teniente de gobernador en la villa de Arma y sus términos y por el muy magnífico señor, el licenciado Francisco Briceño, oidor de la Real Audiencia del Nuevo Reino de Granada, por Su Majestad y su gobernador en éstas provincias y gobernación de Popayán, mandó parecer ante sí al cacique Maytama, que estaba preso para le tomar su confesión, el cual con una lengua cristiana, llamada Catalina, le dijo que dijese la verdad, de lo que supiese; y que el dicho señor teniente, le guardaría su justicia, el cual dijo, que sí haría.

Fuele preguntado cuántas veces había dado la obediencia a Su Majestad este confesante y si ha tornado a alzar y rebelar de ella: dijo, que cuatro veces se ha tornado a alzar de ella.

Fuele preguntado, diga y declare, por qué se ha alzado de la dicha obediencia que a Su Majestad tenía dada, dijo que porque tenía mal corazón y no quería servir a los españoles.

Fue preguntado, si este confesante ha comunicado con los demás caciques de todas estas provincias lo contenido en la pregunta: dijo, que este confesante ha dicho a todos los caciques de estas dichas provincias que no sirvan, como señor principal que es de ellas.

Fuele preguntado si las lenguas, Juan el Guanche, natural de esta provincia y Alonso de la Loma de los Caballeros y Perico, natural de la Loma del Alcance, si han hablado con este confesante y demás caciques, insistiéndoles que no sirvan: dijo que sí, que los susodichos habían insistido que no sirvieran.

Fuele preguntado, cómo lo sabe: dijo que porque con este confesante lo han comunicado las dichas lenguas.

Fuele preguntado, si este confesante, con los demás caciques de la dicha provincia de Maytama se hicieron amigos, e hicieron liga y confederación con los caciques de toda esta provincia de Arma, habiendo siempre sido enemigos unos de los otros y comiéndose unos a otros, como se comían, qué es la causa y por qué lo hicieron: dijo, que es verdad que se confederaron, e hicieron la dicha liga y amistades para no servir a los españoles y estar con su rebelión y ritos y ceremonias. Y que es verdad que antes fueron enemigos y se hacían unos a otros la guerra y se comían los unos a los otros; y que para hacer la guerra a los españoles hicieron la dicha amistad y confederación.

Fuele preguntado qué españoles mató éste confesante con los demás caciques de éstas provincias de Arma: dijo, que tres españoles mataron y cuatro caballos.

Fuele preguntado a este confesante, diga y declare, a donde mataron los dichos españoles y cuatro caballos: dijo que en la Loma de los Caballos, a donde es cacique Misara.

Fuele preguntado, qué armas tomó este confesante y los demás caciques en la dicha muerte de los españoles y desbarate de ellos, dijo: que tomaron espadas y una cota (Nota 4) y lanzas y celadas (Nota 5) y una ballesta (Nota 6). Y que este confesante tiene mucha parte de ello.

Fuele preguntado, quienes son los que se hallaron en la dicha muerte de los españoles y robo y despojo de caballos, armas y otras cosas que allí robaron: dijo, que de esta provincia de Maytama se halló éste confesante y un hermano suyo llamado Tonipe y un hijo de este confesante llamado Maytama y Juan Guanche por capitanes, el cual envió el cacique Misara y por otro nombre llaman Imbar, el cual envió por capitán de su gente y campo a la Loma de los Caballos y se halló el dicho cacique Misara y el cacique Sarmen y un hijo del cacique Misara, llamado Palcam y otro cacique llamado Hibí y por una lengua cristiana llamado Alonso. Y que asimismo, de la Loma del Alcance se hallaron los caciques llamados el Siayo y Sarmen y Opirama y que asimismo del pueblo de La Pascua se hallaron los caciques Yaya y otro llamado Canchape y otro llamado Perita. Y que de la Loma de la Cruz se halló el cacique Mermita. Fuele preguntado cómo sabe que los dichos caciques se hallaron en la dicha loma en el dicho desbarate y muertes y despojo: dijo, que porque este confesante los vio y se halló presente a todo lo susodicho.

Fuele preguntado, diga qué armas y caballos hubo en el dicho desbarate y muerte de españoles: dijo, que este confesante trajo un caballo blanco y una cota y dos espadas y un casco y una lanza; y que asimismo trajo un cuarto de carne de un español.

Fuele preguntado, diga y declare si comió de la carne del dicho español: dijo que sí, que él y sus hijos y hermano comieron la dicha carne del dicho español, con los demás caciques de la dicha provincia de Maytama y cuando la comían, que les rascaba la boca.

Fuele preguntado si este confesante, para hacer la dicha liga y confederación, dio dos hijas por mujeres a los caciques Mermita y Misara: dijo que sí.

Fuele preguntado qué es la causa porque se las diese, de tan grandes enemigos como eran: dijo que, porque los dichos caciques estuviesen fijos en la dicha paz y confederación con este confesante para echar a los españoles que le viniesen a [...] de la tierra.

Fuele preguntado a este confesante, si cuando hicieron la dicha paz y confederación con los dichos caciques, se comunicaron de salir de paz fingida al dicho señor teniente: dijo, que sí.

Fuele preguntado qué era lo que pensaban hacer en la dicha paz fingida: dijo, que éste confesante y todos los demás caciques de éstas dichas provincias concertaron que al tiempo que el dicho señor capitán entrase en éstas provincias, se saliesen todos a dar la paz fingidamente, a fin que el dicho señor teniente creyese ser verdadera y enviara los amigos que consigo traía a su tierra; y que éste confesante [...] con los demás caciques comarcanos matarían a los amigos en el camino y se los comerían; y que luego darían orden como el dicho señor juez capitán alzase su real para ir a asentarlo a otra parte; y que en el camino, en cualquier quebrada que pasasen [...] como al dicho señor teniente y a los demás españoles, que consigo llevase.

Fue preguntado, si este confesante [...] vendrán más capitanes a les conquistar.

Fuele preguntado, si este confesante envió de paz a su hermano Tonipe y a un hijo suyo, llamado Maytama y al cacique Sahera y a un hijo suyo, llamado Magora y a las lenguas, llamados Gaspar y Juan el Guanche, naturales de la dicha provincia de Maytama. Y que si salieron de paz fingida y cautelosamente, al tiempo que el dicho señor teniente entraba en la tierra y provincia de Maytama: dijo, que sí.

Fuele preguntado si sabe que el dicho señor capitán les hizo todo buen tratamiento y les dio de vestir mantas y camisetas, gorras y bonetes, sombreros y les habló muy bien y sentó consigo a su mesa: dijo, que sí. Preguntado, que cómo lo sabe: dijo, que porque así se lo dijo su hermano Tonipe y su hijo; y que este confesante, por tener mal corazón con los españoles, mandó que no volviesen de paz (Nota 7).

Fuele preguntado, si después que este confesante y su hermano Tonipe e hijos con los demás caciques a dar guerra al real del dicho señor teniente con intención de le matar a él y a los demás españoles que en su compañía estaban: dijo, que sí. Y que asimismo vinieron el cacique Misara, natural de la Loma de los Caballos y el Yayo de la Loma del Alcance y el cacique Mermita, todos con su gente de guerra; y que se quedaron escondidos con su gente en el río, esperando el suceso.

Fuele preguntado si lo que ha dicho es verdad: dijo, que sí, que es todo verdad y en ella se afirma y ratifica y ratificó y si es necesario lo dice ahora de nuevo. Testigos que fueron presentes a todo lo que dicho es, Gaspar Madroñero y Francisco [...], vecinos de la dicha villa. Y el dicho señor teniente lo firmó de su nombre, Antonio Pimentel de Prado. Gaspar Osorio, escribano público.

Confesión de Gaspar lengua

Otra confesión. Este dicho día, mes y año, susodichos, el dicho señor teniente fue a donde preso estaba Gaspar lengua, para le tomar su confesión, del cual, el dicho señor teniente tomó y recibió juramento en forma y juró. Y absuelto del dicho juramento prometió de decir verdad.

Fuele preguntado cómo se llama: dijo, que en nombre de indios se llama Piquima y que en nombre de españoles se llama Gaspar.

Fuele preguntado si es cristiano y de donde es natural: dijo, que es cristiano y que es natural de ésta provincia de Maytama.

Fuele preguntado qué tanto tiempo ha que reside con los españoles: dijo: que desde que era muchacho, porque no sirve a los cristianos.

Fuele preguntado si ha estado alzado con los indios de éstas provincias de Maytama: dijo, que sí, y que se había venido huyendo del pueblo de los españoles y se alzó con los caciques de esta tierra de la servidumbre y obediencia que Su Majestad tenía mandada.

Fuele preguntado si salió de ésta provincia de Maytama, con los indios de ella por caudillo, al tiempo, porque fueren a desbaratar el capitán Juan Ruiz y a los españoles que con él estaban: dijo, que sí.

Fuele preguntado, si se halló en la muerte de los españoles que allí mataron y en el robo de los caballos, armas y otras cosas: dijo, que sí se halló.

Fuele preguntado a este confesante, si trajo alguna cosa de la que allí se robó: dijo, que del dicho desbarate y despojo, trajo una cota de malla y una camisa y un casco.

Fuele preguntado, qué españoles y caballos fueron los que allí mataron y tomaron: dijo que fueron tres españoles y tres caballos los que allí mataron; y que asimismo, tomaron armas y otras cosas.

Fuele preguntado, si se halló en matar algunos de los dichos españoles: dijo, que con una tiradera (Nota 8) ayudó a matar a Juan Ochoa.

Fuele preguntado, si al tiempo que el dicho señor teniente entraba en esta dicha provincia de Maytama, si este confesante salió de paz al dicho señor teniente y trajo consigo a un hermano de Maytama, llamado Tonipe y a un hijo de Maytama llamado Maytan y Sahera y a su hijo Magora: dijo, que si salió de paz y trajo los dichos caciques consigo.

Fuele preguntado si él y los demás caciques se vinieron de paz fingida, para que les diesen de vestir y después que se lo hubiesen dado tornarse a alzar: dijo, que sí.

Fuele preguntado, si a este confesante y a los dichos caciques, el dicho señor capitán si les hizo buen tratamiento y habló muy bien y sentaba consigo a su mesa a comer y si a éste confesante y a los caciques les dio de vestir mantas y camisetas, gorras, bonetes y sombreros y a este confesante le dio una camiseta de damasco (Nota 9) carmesí: dijo que sí, que todo es verdad.

Fuele preguntado si este confesante dijo a los dichos caciques, que no volviesen más de paz y que dijesen a Maytama, que se escondiese bien en el monte: dijo que sí.

Fuele preguntado, por qué dijo lo susodicho a los dichos caciques: dijo, que por que entre este confesante y Juan el Guanche lo concertaron, que se hiciese así y lo levantaron de sus [...] (Nota 10), por no servir y estarse rebeldes.

Fuele preguntado, por qué este confesante no se fue con los dichos caciques, al tiempo que se fueron a alzar: dijo, que porque el cacique de Maytama le mandó a este confesante que se quedase en el real y hurtase las ropas al dicho señor teniente.

Fuele preguntado qué orden había de tener para hurtar la dicha ropa: dijo, que, desde el día que el dicho señor capitán prendió a este confesante, en cuatro noches a la de sacar la dicha ropa y quemar el rancho del dicho señor teniente, que para hacer esto estaba concertado, que se juntasen todos los indios de estas provincias de Arma y diesen grita en el real al tiempo que éste confesante quemase el dicho rancho.

Fuele preguntado, si un español que lancearon los indios del cacique Sahera y otros que fueron por comida cuarenta y nueve, a lo de Sahera, si es verdad que viniendo el dicho español a donde estaba este confesante, si dio voces a los indios del dicho Sahera: “venid presto y tomad a este español, que es bobo y no sabe pelear y viene de mandado de los otros”: dijo que es verdad, que este confesante vio venir cerca de sí al dicho español y que entonces llamó a los indios de Sahera y les dijo: “no me tiréis a mí, sino andad y tomad ese cristiano que viene y desmandado de los otros españoles, que es bobo y no sabe pelear. Tomadlo por la pierna y llevadlo arrastrando”. Y que cuando éste confesante vio los indios cerca del dicho español, se vino y le dijo con ellos; y que después vio este confesante muerto al dicho español.

Fuele preguntado si todo lo que ha dicho es verdad: dijo que sí y que en ello se afirma y ratifica y ratificó y si es necesario lo dice ahora de nuevo y dirá cada y cuando que se ofreciere. Testigos que fueron presentes a le tomar su confesión: Alonso Sánchez Dávila y Juan Romero, vecinos de la dicha villa y Alonso Sánchez Dávila de Ortega, estante en éste dicho real. Y el dicho señor teniente lo firmó de su nombre. Todo lo cual el dicho confesante dijo sin apremio, sin otra cosa alguna. Antonio Pimentel de Prado. Gaspar Osorio, escribano público.

Confesión de Alonso lengua

Confesión. Y después de lo susodicho, en el dicho pueblo de La Pascua, a diecisiete días del mes de agosto, año del señor de mil quinientos cincuenta y tres años, su merced del dicho señor teniente, hizo parecer ante sí, a Alonso lengua, cristiano, natural de la Loma de Midara, el cual se tomó de guerra y le tomó su confesión y preguntado con la lengua Catalina, acerca de lo contenido en la cabeza de este dicho proceso y de la querella presentada por el dicho Antonio López, fiscal susodicho, dijo y depuso lo siguiente: fue preguntado si es cristiano y dijo que sí y que se llamaba Alonso.

Fue preguntado si ha estado muchas veces con cristianos y ha andado con ellos y ha estado en Quito y en Cali y en todas partes: dijo, que este confesante ha estado con cristianos mucho tiempo y ha estado con ellos en Quito y en Cali y en otros muchos pueblos poblados de españoles.

Fue preguntado, si es verdad que este confesante se huyó de esta villa de Arma y se vino con el cacique Misara a esta provincia de Arma: dijo, que es verdad que este confesante se vino huyendo desde la villa de Arma y se vino a la Loma de Misara donde ha estado con el cacique Misara.

Fue preguntado, si es verdad que este confesante, estando en la dicha loma de Misara concertó con todos los caciques de esta tierra, que se alzasen y no sirviesen a los cristianos: dijo, que es verdad lo contenido en la pregunta. Fue preguntado, si es verdad que el dicho señor teniente ha enviado a todos los indios de esta provincia de Arma a llamarlos que vengan de paz muchas veces y no han querido venir: dijo que es verdad todo lo contenido en la pregunta.

Fuele preguntado, si es verdad que este confesante dio industria y favor y ayuda para que matasen a tres españoles, siendo capitán Juan Ruiz y este confesante alanceó asimismo a otro llamado Juan al tiempo cuando mataron los dichos españoles y les robaron y llevaron tres caballos y muchas ropas y armas y otras cosas: dijo, que es verdad todo lo contenido en la pregunta, según que en ella se contiene y es verdad que este confesante no mató al dicho Juan Ochoa, su amo, sino a otro cristiano llamado Salvatierra.

Fue preguntado si es verdad que ha comido de los dichos españoles y asimismo ha comido de otros muchos indios, e indias siendo como es cristiano: dijo que este confesante comió de los dichos españoles y que amargaba mucho la carne de ellos y que ha comido muchas veces de carne de indios e indias, siendo como es cristiano; y que asimismo comió de los dichos caballos.

Fue preguntado si es verdad que este confesante ha dicho muchas veces a todos los caciques de la tierra, que no vengan de paz a los españoles, porque si vienen les han de hacer rozar (Nota 11) y es mucho trabajo; y que asimismo ha dicho, que no den oro al dicho señor capitán, ni a sus soldados, porque si no se lo dan se irán de la tierra y los dejarán. Y porque este confesante ha hablado muchas veces a los dichos caciques, más y por los haber hallado muertos, han venido de mucha paz y dado el oro como lo solían dar: dijo, que es verdad todo lo contenido en la pregunta, según que en ella se contiene.

Fue preguntado, si es verdad que este confesante hizo ir a los caciques de esta provincia de Arma a hacer sus rozas a Abrocha con sus indios y que se desnaturalicen de sus tierras; y que si los cristianos allá fuesen, que pues habían grandes quebradas y muchas piedras que matarían a los cristianos todos allá; y se fueron, e hicieron sus rozas en el dicho Abrocha: dijo, que es verdad todo lo contenido en la pregunta, como en ella se contiene, excepto que los caciques de Maytama, que son Maytán y Abira y Aguín, no fueron al dicho Abrocha, por los haber preso el dicho señor teniente un día antes que habían de ir.

Fue preguntado que cómo lo sabe este confesante: dijo, que porque el dicho cacique Maytama casó una hermana suya con el cacique Misara cuatro días antes que el dicho señor teniente le prendiese, por lo cual los dichos caciques de Maytama no se hallaron en la guerra que dieron al dicho señor teniente en Abrocha.

Fue preguntado, si es verdad que este confesante, con algunos de los caciques de las lomas, al tiempo que el dicho señor teniente entró a los conquistar, salió con muchos indios y vinieron tras los españoles a la Loma de los Caballos abajo y este confesante tiró muchas tiraderas y piedras y gritaba y era el delantero que iba de todos los caciques e indios: dijo que es verdad todo lo contenido en la pregunta, como en ella se contiene.

Fue preguntado, si es verdad, que este confesante defendió con muchos indios al dicho señor teniente que no hiciesen los españoles un puente para pasar de aquel cabo del río al dicho Abrocha y tiró más tiraderas y piedras y galgas (Nota 12): dijo, que es verdad todo lo contenido en la pregunta, como en ella se contiene.

Fue preguntado, si es verdad que este confesante dijo a los caciques e indios de las lomas y de este pueblo de La Pascua, que cercasen diez españoles con sus caballos, que no podían pasar el río y les cercaron para los matar: dijo que es verdad todo lo contenido en la pregunta, como en ella se contiene.

Fue preguntado, si es verdad, que el dicho señor teniente ha enviado muchas veces a llamar a este confesante y no ha querido venir hasta que le tomaron en guerra: dijo que es verdad todo lo contenido en la pregunta, como en ella se contiene y que esto que ha dicho es la verdad y no ha mentido, ni dícholo de miedo, sino porque es verdad todo lo que le es preguntado. Lo cual dijo, siendo testigo Ruy Venegas y Antonio López y Francisco García, vecinos y estantes; y lo firmó el dicho señor teniente, lo cual dijo de su propia, libre y espontánea voluntad. Antonio Pimentel de Prado. Gaspar de Salamanca, escribano público.

 

Memorial de Gabriel de Prado, en nombre de Antonio Pimentel de Prado, en que pide sean recibidos unos testimonios

Hechos y sacados, corregidos y concertados, fueron estos dichos traslados de las dichas confesiones originales según que en ellas estaba escrito. En la Loma del Guaco (Nota 13), a veintitrés del mes de octubre de mil quinientos cincuenta y tres años. Testigos que lo vieron sacar, corregir y concertar con los originales, Pedro Pablo Salazar, vecino de la dicha villa y Gabriel de Prado, estante y yo, Gaspar de Salamanca, escribano público en la dicha villa de Arma y sus términos y vecino de ella, que presente fui en uno con los dichos testigos a todo lo que dicho es; y va cierta y verdaderamente sacado, corregido y concertado; y lo hice escribir por mano ajena, según que ante mí pasó y por ende hice aquí éste mi signo a tal, en testimonio de verdad. Gaspar de Salamanca, escribano público.

En la Loma del Guaco, términos y jurisdicción de la villa de Arma, de estas provincias y gobernación de Popayán, a veintitrés días del mes de octubre, año del señor de mil quinientos cincuenta y tres años, ante el muy magnífico señor Pedro Pablo Salazar, alcalde ordinario en la dicha villa y sus términos por Su Majestad, etcétera, pareció presente Gabriel de Prado, en nombre del capitán Antonio Pimentel de Prado y presentó un poder y una provisión y un recaudo del cabildo y tres confesiones de un cacique y dos yanaconas, ésta petición y un interrogatorio de preguntas; y en el dicho nombre pidió lo en ello contenido, su tenor del cual dicho poder y provisión y recaudos y tres confesiones y petición e interrogatorio es como se sigue: Muy poderoso señor Pedro Pablo de Salazar, alcalde ordinario por Su Majestad de esta villa de Arma.

El capitán Antonio Pimentel de Prado, por persona de mi procurador parezco ante vuestra merced, en la mejor vía y forma que haya lugar y a mi derecho convenga y digo señor, que yo tengo hecha cierta probanza ad perpetuam rei memoriam de los servicios que yo a Su Majestad he hecho en estas partes, de veinte años a esta parte poco más o menos, tiempo que ha que en ellas resido y porque a mi derecho conviene acudir ciertas preguntas, a vuestra merced pido y suplico los testigos que en la dicha razón presentare, vuestra merced los mande examinar por las dichas preguntas, que de suso van incorporadas, interponiendo en todo su autoridad y decreto judicial. Para lo cual y en lo necesario, el muy noble oficio de vuestra merced imploro. Todo lo cual con la dicha probanza a vuestra merced suplico mande al escribano lo dé bajo de un signo, cerrada y sellada, en manera que haga fe. Otrosí a vuestra merced pido y suplico, que para que la dicha probanza haga más fe, mande crear un fiscal en nombre de la justicia real para que contradiga la dicha mi probanza o parte de ella y dé razón por qué no se deba hacer, para que vea jurar los testigos y los conozca, si conocen a mí, el dicho capitán Antonio Pimentel de Prado.

  1. CUESTIONARIO PRESENTADO POR ANTONIO PIMENTEL SOBRE LA REBELIÓN DE MAYTAMA, PARA SER RESPONDIDO POR LOS TESTIGOS GASPAR RAMIRO MADROÑERO, ALFÉREZ, GARCÍA DE CASTRO, DIEGO CARO, JUAN ORDÓÑEZ, HERNÁN MARTÍN, GASPAR ORTIZ Y ALONSO GÓMEZ QUIJADA

 

Interrogatorio del capitán Antonio Pimentel de Prado

Interrogatorio del capitán Antonio Pimentel de Prado (Nota 14).

1.Ítem si saben etcétera, que podrá haber dos años y medio poco más o menos tiempo, que estando el dicho Antonio Pimentel en la ciudad de Cali, en compañía del licenciado Francisco Briceño, oidor de la Real Audiencia del Nuevo Reino de Granada y gobernador por Su Majestad en estas provincias y gobernación de Popayán, vinieron ciertos mensajeros de la villa de Arma, a le hacer saber cómo la tierra toda se había alzado y desbaratado al capitán que en ella a la sazón residía y muerto ciertos españoles y caballos.

2. Ítem, si saben que para aquella causa, el dicho gobernador mandó al dicho capitán Antonio Pimentel de Prado viniese por su teniente de gobernador y capitán para pacificar las provincias de la dicha villa, que son la provincia de Arma y Pácora (Nota 15) y Picara y Pozo (Nota 16). Y si saben que el dicho capitán Antonio Pimentel de Prado, como hombre celoso del servicio de Dios Nuestro Señor y de Su Majestad, aceptó el dicho cargo y vino a la dicha villa de Arma por teniente y capitán, como parece por la provisión, que pido sea mostrada a los testigos. Digan lo que saben.

3. Ítem si saben, que podrá haber el dicho tiempo de los dos años y medio, que el dicho capitán Antonio Pimentel de Prado salió de la dicha villa de Arma, con hasta cincuenta y cinco hombres de a pie y de a caballo poco más o menos, para ir a la provincia de Pozo. Y si saben, que el dicho capitán al tiempo de entrar en la dicha provincia, puso gente en orden y envió la gente de a pie por una parte y el dicho Antonio Pimentel de Prado entró con la gente de a caballo por el camino real, por no haber otro por donde entrasen caballos. Y si saben que los indios naturales de la dicha provincia tenían cortada una loma por medio del camino de una lanza en hondo y de cuarenta pies en cuadra, poco más o menos. Y si saben, que el dicho Antonio Pimentel de Prado echó los caballos en una cava (Nota 17) y de allí los sacó y pasó el dicho paso, a pesar de los enemigos, sin perder ninguno de los dichos caballos. Digan lo que saben.

4. Ítem si saben etcétera, que entrado el dicho capitán Antonio Pimentel de Prado en la dicha provincia, vinieron luego los naturales de la dicha provincia a dar por muchas partes en el real del dicho Antonio Pimentel. Y si saben, que antes y entonces el dicho capitán hizo a los caciques e indios los requerimientos que por Su Majestad están mandados. Y si saben, que los dichos caciques no quisieron venir, antes con mayor ímpetu y diabólica intención acometían al dicho Antonio Pimentel y demás escuderos y soldados, que consigo tenía. Y si saben, que mediante la buena industria y maña del dicho capitán, desbarató la dicha gente de guerra. Digan lo que saben.

5. Ítem si saben, conocen, vieron, oyeron decir, que los indios de la provincia de Pozo y los de Picara y Pacora (Nota 18), han sido siempre mortales enemigos y se comían unos a otros y hoy día se comen. Y si saben, que para dar guerra al dicho capitán Antonio Pimentel de Prado, hicieron liga y confederación, para la cual dicha confederación mataron estando de paz dos españoles y se los comieron, como parece por la información que de ello está hecha, la cual pido sea mostrada a los testigos. Y si saben, que luego al tercero día estaba asentado el real del dicho capitán vino muy gran cantidad de gente de guerra de las provincias de Picara y de Pacora y Pozo, con sus banderas y con ánimo diabólico dieron, por muchas partes en el dicho Antonio Pimentel y demás gente de guerra, que consigo tenía. Y si saben, que mediante el ánimo e industria y buena maña, que el dicho capitán se dio mediante la voluntad de Dios, rompió y desbarató a los enemigos. Digan lo que acerca de esto saben.

6. Ítem si saben que visto que los dichos enemigos no habían podido ofender ni desbaratar al dicho Antonio Pimentel de Prado, pusieron cerco sobre él; y si saben que acometieron de noche a dar en el real; y si saben que así en el dicho acometiendo que hicieron de noche, como en todos lo que hicieron durante el tiempo que tuvieron el cerco, como las demás veces que acometieron a dar en el dicho real, si saben, que mediante la voluntad de Dios, con la buena mano y ánimo e industria de guerra que el capitán hizo, así desbarató los dichos enemigos e hizo alzar el dicho cerco sin recibir el dicho capitán ni persona ninguna de los que consigo tenía ningún daño. Digan lo que saben a esto de lo susodicho.

7. Ítem si saben etcétera, que al tiempo que el dicho capitán salió de la villa de Arma, en ella había poca posibilidad de carne, de cuya causa, el dicho Antonio Pimentel salió de la dicha villa [...] hasta cuarenta cabezas que podía haber para un mes poco más o menos. Y si saben, que los soldados que andaban en la guerra, visto el poco posible que los vecinos de la dicha villa tenían para les poder gratificar sus trabajos por estar pobres y el poco bastimento y gran rebelión de los naturales de la tierra tenían, se querían ir y ausentar del dicho real. Y si saben, que el dicho capitán Antonio Pimentel de Prado, viendo el grande servicio, que a Dios Nuestro Señor y a Su Majestad se hacía, si los dichos soldados se salieran del dicho real por causa de no ser para poder sustentarse ni estar en la tierra el dicho capitán, dio orden como la dicha gente de guerra se asegurase que se dará a cada uno de los dichos soldados a ciento y a doscientos y a trescientos pesos a cada uno de ellos, obligándose el dicho Antonio Pimentel de Prado a los pagar dentro de cuatro meses. Y si asimismo saben, que el dicho capitán dio orden y envió a un Alonso Venegas por carne a la ciudad de Cartago, de cuya causa el dicho capitán está adeudado en mucha cantidad de pesos de oro para la dicha conquista. Digan lo que acerca de esto saben.

8. Ítem si saben etcétera, que mediante lo susodicho y la buena industria que el dicho capitán dio para prender, como prendió, a los caciques Morinda y Pimara, vino la dicha provincia de Pozo a dar la obediencia, que a Su Majestad se debe. Digan lo que acerca de esto saben.

9. Ítem si saben etcétera, que luego in continenti que esto sucedió, vino el licenciado Francisco Briceño, oidor de la Real Audiencia del Nuevo Reino de Granada y gobernador por Su Majestad en aquella sazón de estas provincias de Popayán y vista la necesidad que esta dicha villa y real tenía de gente de guerra y ganado y otras cosas. Si saben que del dicho ganado trajo consigo más de seiscientas piezas de puercos, poco más o menos y de veinte hombres de guerra arriba. Y si saben, que mediante el dicho socorro, el dicho capitán Antonio Pimentel de Prado fue parte para entrar en las provincias de Picara, Pacora y atraerlas debajo del yugo de Su Majestad y servidumbre de los vecinos de la dicha villa, como los trajo y lo están. Digan lo que acerca de esto saben.

10. Ítem si saben, que así por la rebelión que entre los naturales de las dichas provincias había por haber muerto españoles, estando de paz y comídolos, como por las lenguas naturales de la tierra cristianas que consigo traían, las cuales insistían a los dichos caciques y naturales de las dichas provincias en muchas cosas contra el servicio de Dios y de Su Majestad y en perjuicio de los españoles, como por haber entrado muchas veces otros capitanes en las dichas provincias con mucha más posibilidad de gente de guerra, que aquí el dicho capitán Pimentel metió. Y asimismo haber traído consigo cuatro caciques y quinientos amigos de Pozo para la dicha conquista, como traían y haberse salido de las dichas provincias sin los atraer a la paz. Y si saben que así por esto, como por el dicho capitán no meter con mucha parte tanta gente de guerra como los demás, ni metió de cincuenta amigos arriba poco más o menos, los dichos naturales estuvieron en gran rebelión, creyendo que el dicho capitán Pimentel se saliera y los dejara como los demás habían hecho. Digan lo que acerca de esto saben.

11. Ítem si saben, que por causa de lo susodicho, el capitán Antonio Pimentel de Prado y los demás escuderos y soldados que en su compañía andaban, padecieron muchos y excesivos trabajos. Y si saben que en las cosas que se pensaba haber riesgo, o rencuentro (Nota 19) con los naturales, se hallaba el dicho capitán personalmente y en todos hacía lo que a buen capitán y hombre de guerra era obligado. Digan lo que saben.

12. Ítem si saben, que el dicho capitán envió muchas veces a llamar los caciques y naturales de estas dichas provincias y les requirió y persuadió muchas veces que viniesen de paz. Y si saben que, hacían burla del dicho capitán porque los llamaba. Y si saben, que no solamente no querían venir, pero se ensoberbecían, e iban con más ánimo a la guerra al dicho capitán, creyendo que porque les llamaba, que no era parte para los atraer. Y si saben, que el dicho capitán no hacía, ni consentía hacer crueldades ningunas, antes mandaba que con toda benignidad se hubiesen con los dichos naturales. Digan lo que acerca de esto saben.

13. Ítem si saben etcétera, que venidas que fueron las dichas provincias de paz y servidumbre del dicho capitán, salió de las dichas provincias con hasta sesenta y cinco hombres de a pie y de a caballo y con la gente de amigos que más pudo traer consigo para conquistar las provincias de Arma y Maytama. Y si saben, que antes que el dicho capitán entrase en las dichas provincias a requerir a los dichos caciques e indios naturales de las dichas provincias que viniesen a dar la obediencia, que a Su Majestad fueran obligados, según que más largamente consta por estos requerimientos, los cuales pido que sean mostrados a los testigos. Y si saben que el dicho capitán Antonio Pimentel de Prado entró a eso [...] (Nota 20) en las provincias, sin les hacer mal ni daño, hasta volverles a requerir muchas veces más de las que Su Majestad, como consta por los dichos requerimientos a que me refiero. Digan lo que acerca de esto saben.

14. Ítem si saben etcétera, que el dicho capitán, entrado que fue en las dichas provincias, asentó su real en la Loma que dicen de la Llana. Y si saben que los naturales de la dicha loma y otros vinieron a dar arma al dicho real y a echar celadas en las aguas. Y si saben, que mediante buena orden y maña que el dicho capitán puso y se dio, los dichos naturales no fueron parte para ofender ni matar el servicio de los españoles como otras veces lo solían hacer. Digan lo que de esto saben.

15. Ítem si saben etcétera, que visto por el dicho capitán la gran bravosidad que la gente de la Loma de los Caballos mostraba, a causa de haber desbaratado en ella, poco tiempo había, a un capitán y muerto a ciertos españoles y caballos, el dicho capitán Pimentel dejó su real al mejor recaudo que pudo y tomó consigo cuarenta hombres de a pie y de a caballo y fue a amanecer en la dicha loma. Y si saben, que luego se ha peleado la dicha gente y uno sobre el dicho capitán, creyendo desbaratarle como habían hecho al dicho capitán. Y si saben que el dicho capitán Pimentel, vista la junta de gente que se llegaba, creyendo que si desbarataba a los dichos indios se concluía la guerra y vinieran a dar la obediencia que a Su Majestad eran obligados. Si saben que para más convencerlos y quebrantar el orgullo que traían acometió en medio del día con la siesta, puesta su gente a punto de guerra a una quebrada y loma, en la cual, los caballos no podían hacer nada, sino ir de diestro. Y si saben, que luego el dicho Antonio Pimentel de Prado hizo el dicho acometimiento con gran cantidad de gente de guerra en la retaguardia por muchas partes con muchas tiraderas y lanzas y piedras de mano y otras armas. Si saben que duraría el dicho rencuentro cuatro horas, poco más o menos, en pasar la dicha quebrada. Y si saben que mediante la buena maña e industria de guerra, que el dicho capitán puso desbarató los dichos indios, sin ofender al dicho capitán ni a ninguno de los dichos españoles que consigo llevaba. Y si saben, que puso su persona en lo más peligroso de la batalla por ser como era el postrero que en la retaguardia venía haciendo lo que cualquier capitán era obligado. Digan lo que saben.

16. Ítem si saben etcétera, que luego que el dicho capitán llegó a la Loma de la Llana, a donde había dejado su real, lo levantó y fue derecho a la provincia de Maytama. Y si saben, que tenía todo el dicho capitán Antonio Pimentel de Prado, asentado su real en la dicha provincia al tiempo que en ella entró, le salieron de paz fingida ciertos caciques, para reconocer la posibilidad de gente que el dicho capitán llevaba. Y si saben, que el cacique Sahera procuró por muchas veces engañar al dicho capitán para le querer meter en una quebrada por tener concertada la dicha provincia con las demás de matar en ella al dicho capitán y demás gente de guerra, que consigo traía. Digan lo que saben.

17. Ítem si saben etcétera, que vistos los dichos caciques no poder echar al dicho capitán de su tierra y para efectuar lo susodicho, luego al tercero día vinieron los dichos caciques susodichos de la dicha provincia de Maytama, como de otra cantidad de gente de guerra con el mayor ímpetu que pudieron a dar en el real del dicho capitán. Y si saben, si al tiempo que con dichos indios vinieron, el dicho capitán tenía consigo hasta quince hombres de a pie y de a caballo, poco más o menos, por la causa de haber salido la demás gente fuera del dicho real. Y si saben, que mediante la voluntad de Dios y la buena orden del dicho capitán, desbarató a la dicha gente de guerra, sin que el dicho capitán, ni gente que consigo tenía recibiese daño ninguno. Digan lo que saben.

18. Ítem si saben etcétera, que en la dicha provincia, el dicho capitán Antonio Pimentel de Prado y demás gente de guerra, que consigo traía, tuvieron muchos reencuentros y armas con los naturales de la dicha provincia. Y padecieron muchos y excesivos trabajos en la dicha conquista, por causa de las lenguas cristianas naturales, que consigo traían los dichos indios, por los muchos ardides de guerra que las dichas lenguas daban a los indios contra el dicho capitán. Y si saben, que después, Dios mediante la buena maña e industria y diligencia del dicho capitán, desbarató siempre a los enemigos y los trajo debajo del yugo de Su Majestad y servidumbre de los españoles, como ahora están. Digan lo que acerca de esto saben.

19. Ítem si saben etcétera, que el dicho capitán Antonio Pimentel de Prado salió de la dicha provincia de Maytama, que fue a la provincia de Tarcara y en ella asentó su real. Y si saben, que así en la dicha provincia de Tarcara, como en las demás provincias y pueblos por donde el dicho capitán había de pasar, estaban desocupados de todo género de alimentos, de conformidad de los dichos caciques, a fin de echar fuera de la tierra al dicho capitán y su gente de guerra, que consigo traía y de hambre, como habían hecho a otros capitanes que habían andado en la dicha conquista, a fin de se quedar en su rebelión y ritos y ceremonias, como otras veces se habían quedado. Y si saben, que a causa de se haber quedado otras veces con sus rebeliones en esta tierra y naturales de ella, ha venido en gran disminución, por causa de se comer los unos a los otros, en general, como entre ellos es uso y costumbre. Digan lo que saben.

20. Ítem si saben etcétera, que visto por el dicho Antonio Pimentel de Prado la gran maldad y rebelión de los naturales de las dichas provincias y liga que entre ellos había en conformidad que para no dar la obediencia que a Su Majestad son obligados, entre ellos había, siendo como eran enemigos, que se comían unos a otros y que para poner el efecto susodicho, se habían confederado como parece por las confesiones del cacique Maytama y lenguas cristianas, Gaspar y Alonso, naturales de las dichas provincias, las que pido sean mostradas a los testigos y puestas en esta dicha probanza. Y si saben, que el dicho capitán teniendo entendido que si saliera de esa tierra como habían hecho a los demás, Dios Nuestro Señor y Su Majestad serían muy deservidos, porque las dichas provincias remotamente se perdieran y los quintos reales vinieran en gran disminución, a causa de la gran riqueza que de oro de minas en esta tierra hay y encima de la tierra de joyas hay. Digan lo que saben.

21. Ítem si saben etcétera, que el dicho capitán, visto el gran servicio que a Dios, Nuestro Señor, y a Su Majestad se hacía en salir con la dicha conquista, visto que los naturales, así de Maytama, como los demás llegados, que se fueron con el dicho capitán a la provincia de Tarcara para poner en efecto su mal propósito, se volvieron a alzar, creyendo que el dicho capitán no fuera parte para se poder sustentar, ni conquistar la dicha provincia de Tarcara. Y si saben que el dicho capitán, por más servir a Su Majestad, presupuesto lo que venirles pudiese, se determinó de morir o salir con la dicha conquista. Si saben, que el dicho capitán con este propósito, viendo que en Tarcara no había qué comer y la tierra estaba a la mira, para ver lo que el dicho capitán hacía. Y si saben que el dicho capitán tomó consigo veinticinco hombres de a pie. Y si saben, que con ellos se metió el dicho Antonio Pimentel por las más fragosas tierras, quebradas y peñas tajadas y montañas. Y si saben, que sin camino el dicho capitán y demás gente de guerra, que consigo llevaba, anduvo cinco días, padeciendo grandes y excesivos trabajos, así de hambre, como de lo demás. Y si saben que el dicho capitán, dio con la demás gente en seis o siete rancherías de mucha gente, de que redundó gran bien en la tierra y vino de paz y fue cosa nunca vista en estas partes. Digan lo que saben.

22. Ítem si saben etcétera, que el dicho capitán, traído que hubo a la paz a la dicha provincia de Tarcara, salió de ella y en la provincia de Abrocha, adonde tenía noticia que se había retirado la gente de las lomas de Barbadillo y la Loma de la Cruz y del Alcance y de los Caballos, a fin de se quedar con su rebelión y creyendo que el dicho Antonio Pimentel no fuera allá. Y si saben, que el dicho capitán entró en la dicha provincia y estando en un río haciendo un puente. Y si saben, que le salió mucha gente de guerra de las dichas lomas a le defender el paso. Y si saben, que a su pesar el dicho capitán hizo el dicho puente y pasó el río con cierta gente de a pie. Digan lo que saben.

23. Ítem si saben etcétera, que pasado el dicho capitán de la otra banda del río, él y la gente que consigo llevaba, se aposentaron debajo de unas peñas por ser la tierra muy fragosa. Y si saben, que luego otro día vinieron cantidad de gente de guerra a dar en el real del dicho capitán y a le poner cerco en un peñol. Y si saben, que el dicho capitán visto el dicho cerco, tomó luego en la noche doce hombres y los demás dejó puestos en armas y con ellos el dicho capitán subió en el peñol del dicho río. Y visto que se habían retirado, fue en su seguimiento, a donde se prendió el cacique y capitán del dicho sitio. Y si saben, que se halló muy grandes sementeras en el monte y fuera de él en la dicha provincia. Y si saben, que así el dicho capitán como los demás padecieron muchos y excesivos trabajos de hambres y lo demás. Digan lo que saben.

24. Ítem si saben etcétera, que visto por el dicho capitán, que los indios naturales traían [...] (Nota 21) dicho río por ser tan malo y de grandes peñas [...] no aprovechar [...] comidas asentó su real en parte que se pudiesen aprovechar de los caballos. Y si saben que el dicho capitán tomó consigo de sí, siete hombres de a pie [...] al cacique Misara, que era el que daba la guerra y apellidaba la dicha gente y demás [...] que es. Y si saben, que para pasar el dicho río, por causa que el dicho Misara no sintiese al dicho capitán y demás gente, el dicho capitán estuvo en ellos todo un día. Y si saben que luego en la noche, el dicho Antonio Pimentel de Prado por encima de unas grandes peñas tajadas, por las cuales iba el agua despeñándose, hizo hacer un puente y en él, el dicho capitán puso a su [...] para que la gente viese donde ponían los pies, porque el dicho puente no tenía sino dos cañas, mediante lo cual el dicho capitán y demás gente de guerra pasaron con mucho riesgo de sus personas por ser como era de tan grandes peñascos que ponía grita a los que caminaban. Y si saben, que si fuera del dicho puente no se atreviera a pasar mucha de la gente que por ella pasó. Digan lo que saben.

25. Ítem si saben etcétera, que el dicho capitán, después de pasado el dicho río con la dicha gente de guerra que consigo llevaba, si saben que dio alcance al dicho cacique Misara y sus secuaces y lenguas, que consigo traía. Y si saben, que en el dicho trance, el capitán y demás gente padecieron excesivos trabajos, así de hambre, como de lo demás por durar cuarenta días poco más o menos. Y si saben, que mediante la buena industria y diligencia del dicho capitán prendió al cacique Misara y a Hineca y Quirbín y Arbita y a Alonso, lengua y otros muchos, que eran los que traían alborotada y perdida esta tierra. Digan lo que saben.

26. Ítem si saben etcétera, que después de presos y hecho justicia de los dichos caciques y lenguas, la tierra se asentó y está quieta y pacífica y sirve a los españoles, lo cual después que la dicha villa se pobló, que ha diez años poco más o menos, nunca los dichos indios naturales de éstas provincias de Arma no han dado servicio a la dicha villa ni hecho rozas ni otros servicios a sus amos, aunque han andado muchos capitanes en esta tierra con mucha más posibilidad de gente. Y si saben, que el dicho capitán Antonio Pimentel de Prado sale de la guerra muy gastado y adeudado por causa de haber tardado en la dicha guerra dos años y medio, poco más o menos. Digan lo que saben.

27. Ítem si saben etcétera, que el dicho capitán Antonio Pimentel de Prado nunca ha habido provecho ninguno de los dichos sus indios. Y si saben y tienen por cierto, creen, vieron y oyeron decir, que el dicho capitán con los dichos sus indios, no se podía sustentar conforme a la calidad de su persona, sustentos de criados y casa, ni se podía con ello desempeñar, ni desadeudar de once mil pesos que debe, poco más o menos, por ser, como son los dichos indios de poco provecho y mucho trabajo y de mala digestión (Nota 22). Digan lo que saben.

28. Ítem si saben etcétera, que Su Majestad será muy servido y sus reales quintos muy aumentados por haber hecho la dicha conquista, por las grandes minas de mucha riqueza que en esta provincia hay. Digan lo que saben.

29. Ítem si saben etcétera, que si la dicha pacificación y conquista, no se hicieran los pueblos comarcanos a esta dicha villa, que son Cartago y Anserma, Caramanta y Santa Fe [Santafé de Antioquia. Nota de albicentenario.com], tenían mucho detrimento por confinar los dichos naturales de los pueblos con los de ésta villa, por cuya causa estaban los dichos naturales a la mira, para se alzar y rebelar de la obediencia que a Su Majestad habían dado, si la dicha pacificación no se hiciera. Y si saben, que el cacique Pirsa, que es el señor principal de Anserma por la dicha razón, viendo la rebelión que los naturales de las provincias de Picara y Pacura (Nota 23) se querían alzar y rebelar y le prendió el capitán de la dicha villa de Anserma y tuvo presos hasta tanto que los naturales de éstas dichas provincias se pacificaron. Digan lo que acerca de esto saben.

30. Ítem si saben etcétera, creen, o tienen por cierto, que de se haber hecho la dicha pacificación, Dios Nuestro Señor y Su Majestad, habían sido y serían, muy servidos, así por se haber convertido a nuestra santa fe católica muchos indios, e indias y niños, así señores, como de servicio de los españoles y otras personas, como por la riqueza que de oro de minas en los términos de esta villa se han descubierto y que cada día se descubre. Digan lo que saben.

31. Ítem si saben, que luego, otro día, el dicho capitán Antonio Pimentel de Prado salió de la dicha pacificación tuvo por nuevas que un mensajero de la ciudad de Cartago le hizo, de cómo Álvaro de Oyón andaba alzado y rebelado contra el servicio de Su Majestad y que se tenía por nueva cierta, venía a dar en la dicha ciudad. Y si saben, que luego que el dicho Pimentel lo supo, como hombre celoso del servicio de Su Majestad, se partió luego de ésta dicha villa, llevando consigo la más gente de a pie y de a caballo y tiros de artillería y demás armas y pertrechos de guerra que pudo. Y fue al dicho socorro, dejando el pueblo con el mejor recaudo que ser pudo. Y si saben, que estando en la dicha ciudad de Cartago, vino nueva cómo en Popayán habían desbaratado y muerto al dicho Oyón, de cuya causa el dicho Pimentel se volvió a la dicha villa de Arma. Digan lo que saben.

32. Ítem si saben, que el dicho capitán Pimentel con celo y ánimo de servir a Dios Nuestro Señor y a Su Majestad, se puso a reducir los naturales de ésta tierra a su real obediencia y servicio y para ello tuvo poder y autoridad y recaudo en el cabildo de ésta villa.

33. Ítem si saben, que para hacer la dicha pacificación, le acudieron la justicia y regimiento de ésta dicha villa y todos los demás vecinos de ella y le dieron mucho favor. Y hoy dan para ello, así con sus personas, como con sus haciendas, armas y caballos y se hallaron con él favoreciéndole y ayudándole todos unánimes y conformes, hasta haber acabado la dicha pacificación, hasta en el estado que al presente está.

34. Ítem si saben, que todo lo susodicho es público y notorio y pública voz y fama. Digan lo que saben.

Y así presentado el dicho poder y provisión y recibimiento y tres confesiones y petición e interrogatorio en la manera que dicho es, el dicho señor alcalde recibió su presentación y dijo que es presto de hacer justicia. Testigos, Ruy Vanegas y Juan Ordóñez, vecinos de es dicha villa.

[Los testigos contestaron más o menos al tenor del interrogatorio. Las declaraciones completas se encuentran en el libro de Gamboa citado]

 

  1. RELACIÓN DE SERVICIOS DEL CAPITÁN ANTONIO PIMENTEL DE PRADO

 


Ilustración: https://sites.google.com/site/linajevillagranovillagra/

Antonio Pimentel pide en Arma tomar  declaraciones sobre sus gastos y servicios, según interrogatorio que presenta, 1551

En la villa de Arma, que es en esta gobernación de Popayán en cinco días del mes de mayo, año del Señor de mil quinientos cincuenta y un años, ante el muy noble señor Jerónimo de Torres, alcalde ordinario. En la dicha villa de Arma, por Su Majestad [...] y por presencia de mí, Gaspar Osorio, escribano público de ella, pareció presente Hernán Gutiérrez de Ayala, en nombre del capitán Antonio Pimentel de Prado, teniente de gobernador en la dicha villa y por virtud del poder que de él tiene, del que hizo presentación y presentó ante sus mercedes éste escrito, con un interrogatorio de preguntas, y los traslados de dos provisiones reales, con ciertos autos y una licencia firmada del licenciado Gasca y un traslado de una carta autorizada de Rodrigo Hernández, escribano de Su Majestad y la cual parecía haber sido del virrey Blasco Núñez Vela al capitán Antonio Pimentel de Prado, según que todo más largamente parece.

Muy Noble Señor: Antonio Pimentel de Prado, vecino de la villa de Arma, por persona de mi procurador, paresco ante vuestra merced en aquella vía que de derecho más lugar haya y digo, que yo tengo necesidad de hacer cierta probanza ad perpetuam, rei memoriam, de los servicios y gastos, que he hecho en estas partes, de diecinueve años a esta parte, en servicio de Su Majestad, para la presentar en estos reinos de España, ante Su Majestad y ante su Real Consejo de Indias y ante quien y con derecho me convenga presentarla.

Pido, a vuestra merced, los testigos que presentare, los mande examinar por este interrogatorio de suso incorporado y dichos y declarados sus dichos y deposiciones me la mande dar cerrada y sellada, en pública forma, de manera que haga fe, poniendo ella vuestra merced su autoridad y decreto judicial, para que haga fe en juicio y fuera de él.

Otrosí, pido a vuestra merced, que para más justificar la dicha mi probanza, cree un fiscal en nombre de la justicia real, para que esté presente a ver jurar y conocer los testigos, que por mi parte fueren presentados. Y pido justicia y en muy noble oficio [...].

Por las preguntas siguientes, sean preguntados y examinados los testigos que son y fueren presentados, por parte de Antonio Pimentel de Prado, vecino de la villa de Arma de esta gobernación de Popayán.

Primeramente sean preguntados, si conocen al dicho Antonio Pimentel de Prado y a Pedro Moyano y de qué tiempo a esta parte. Ítem si saben etcétera, que por haber dieciocho años, poco más o menos, tiempo que el dicho Antonio Pimentel de Prado, pasó a estas partes y llegó a la gobernación de Cartagena. Digan lo que acerca de esto saben.

2. Ítem, si saben, creen, vieron y oyeron decir, que en todos los descubrimientos, conquistas y pacificaciones y poblaciones de pueblos de españoles que hay en la dicha gobernación, el dicho Antonio Pimentel de Prado se halló en ellas con su persona, armas y caballos, a su propia costa y misión, como bueno y leal vasallo de Su Majestad. Digan lo que acerca de esto saben.

3. Ítem, si saben, que en todos los descubrimientos, conquistas de la dicha gobernación, el dicho Antonio Pimentel, se halló en ellas, según y como la pregunta lo dice. Y si saben, que en todo el dicho Antonio Pimentel de Prado, ha servido a Su Majestad, padeciendo muchos y excesivos trabajos, así de  grandes hambres, como de guerras y guasábaras, que con los naturales tenían por ser gente belicosa y flecheros de hierba. Y si saben que en todo, el dicho Antonio Pimentel hacía lo que era obligado a bueno. Digan lo que saben.

4. Ítem, si saben, que al tiempo que los caballeros de Madrid se quisieron alzar con la tierra y vinieron con mano armada contra el licenciado don Pedro de Heredia, el dicho Antonio Pimentel de Prado, siempre se halló en servicio de Su Majestad en compañía del dicho adelantado. Digan lo que acerca de esto saben, vieron y oyeron decir.

5. Ítem, si saben etcétera, que en todos los descubrimientos de ella, donde han salido perdidos los capitanes que se hicieron en la dicha gobernación, el dicho Antonio Pimentel de Prado, se halló en ellos, especial con el capitán Alonso de Cáceres en la jornada de Hurate y de los pueblos grandes y con el adelantado don Pedro de Heredia del Dabaibe (Nota 35) y otros, a donde padecieron muchos y excesivos trabajos de hambres y de lo demás digan lo que cerca de esto saben.

6. Ítem, si saben que en la dicha gobernación hay muchos y muy caudalosos ríos, los cuales, para las dichas conquistas se pasaban con mucho trabajo y riesgo de los españoles, por los muchos caimanes que en ellos hay y no se podrían pasar, si no es a nado. Si saben que en los dichos servicios, el dicho Antonio Pimentel, siempre era uno de los principales nadadores para pasar los ejércitos. Y si saben, que en el brazo del San Jorge, el dicho Antonio Pimentel yendo adelante, guiando con una soga una balsa y haciendo, estando en el agua, para que los caimanes se desviasen, para pasar y creyendo el dicho Pimentel que tomaba tierra se puso de pies sobre uno de los dichos caimanes, el cual se revolcó y salió arriba del agua el dicho caimán y el dicho Antonio Pimentel de Prado juntamente con él. Y si saben, que si el dicho Antonio Pimentel no hiciera rostro al caimán, lo comiera, como ha hecho a otros. Digan lo que saben.

7. Ítem, si saben que en la jornada que hizo Juan de Vadillo desde la gobernación de Cartagena, hasta la ciudad de Cali, el dicho Antonio Pimentel de Prado, fue uno de los que vinieron con él. Y si saben, que adeudó su persona para la dicha jornada en mucha cantidad de pesos de oro. Y si saben que en las sierras de Abibe (Nota 36), perdió un caballo y servicio y otras cosas que valían más de mil pesos de buen oro. Y si saben que el dicho Antonio Pimentel de Prado, continuamente se hallaba en los rencuentros, que con los naturales se tenían y en lo demás que se ofrecía. Y si saben, que en todo hacía aquello que cualquier bueno y leal vasallo de Su Majestad era obligado. Digan lo que cerca de esto saben.

8. Ítem, si saben etcétera, que en la dicha jornada, por ser tan larga, el dicho Antonio Pimentel de Prado y los demás, padecieron y excesivos trabajos, así de hambres, por la mucha esterilidad de la tierra, como por los despoblados que en ella había, hasta que el dicho licenciado Vadillo llegó a esta ciudad de Cali, de esta gobernación de Popayán, adonde se dice, hizo la dicha jornada. Digan lo que acerca de esto saben.

9. Ítem, si saben etcétera, que al tiempo que el capitán Jorge Robledo salió de la ciudad de Cali, con poderes del marqués don Francisco Pizarro, a poblar la ciudad de Santana de Anserma y conquistar y pacificar los naturales de ella, el dicho Antonio Pimentel de Prado, salió con el dicho capitán a efectuar la dicha jornada, para la cual el dicho Antonio Pimentel de Prado se empeñó y adeudó en mucha cantidad de pesos de buen oro, así en armas, como en caballos y ganado para alimentar a su persona, casa, como lo demás perteneciente para la dicha jornada, por valer, como valía todo a excesivos precios, porque un caballo valía seiscientos pesos y más, si era bueno. Digan lo que saben.

10. Ítem, si saben que después de poblada la dicha ciudad y conquistados los naturales y atraídos debajo del yugo de Su Majestad y servidumbre de los españoles, el dicho Antonio Pimentel de Prado, como hombre celoso del servicio de Su Majestad, salió por mandado del capitán Jorge Robledo, a descubrir las provincias del Chocó, en el cual dicho camino y descubrimiento se pasaron muchos y excesivos trabajos y necesidades de hambre, por ser la tierra despoblada y sin caminos, por no poder meter caballos, en el cual dicho descubrimiento, el dicho Antonio Pimentel se halló. Y si saben que en los rencuentros, que con los indios se tuvieron, el dicho Pimentel, continuamente se hallaba en la dicha delantera, haciendo lo que cualquiera bueno era obligado. Y si saben, que el dicho Antonio Pimentel de Prado, en el reencuentro, que con los indios [...] hubieron, viendo que los indios habían desbaratado a los españoles que estaban a punto de se perder, el dicho Antonio Pimentel, arremetió con los dichos indios y fue causa que los españoles se recogiesen todos, de cuya causa el dicho Antonio Pimentel corrió mucho riesgo de la vida, porque le dieron muchas heridas y quisieron tomar a manos, como hicieron a un Juan Francés, el cual hicieron, si no fuera [...] por el buen ánimo que el dicho Pimentel puso y salió huyendo más de quince barbacoas, hasta que llegó hasta donde los dichos españoles estaban. Digan lo que acerca de esto saben.

11. Ítem, si saben, que llegado que hubo el dicho Antonio Pimentel de Prado, a la ciudad de Santana de Anserma, por más servir del capitán Jorge Robledo, a descubrir y conquistar las provincias de Quimbaya y Carrapa y Picara y Pacura y Pozo y Arma y otras muchas provincias muy ricas de oro, así encima de la tierra, como de minas. El cual dicho descubrimiento, conquista y pacificación, el dicho Antonio Pimentel de Prado se halló sirviendo a Su Majestad, como bueno y leal vasallo suyo a su propia costa y misión. Y si saben que para la dicha jornada, el dicho Antonio Pimentel de Prado se adeudó en mucha suma de pesos de oro, así en armas y caballos, como en las demás cosas pertenecientes para la dicha conquista y alimentos de su persona y casa. Digan lo que saben.

12. Ítem, si saben, que luego que el dicho capitán hubo descubierto la tierra y provincias suso dichas, fundó la ciudad de Cartago. Y si saben, que en ella, en recompensa de los servicios que el dicho Pimentel había hecho a Su Majestad y trabajos de su persona y gastos de hacienda que había hecho en la dicha conquista, el dicho capitán Jorge Robledo dio y encomendó, en nombre de Su Majestad, en los términos de la dicha ciudad de Cartago, adonde fue nombrado por vecino, los caciques Hutimaya, Hutranes, con todos los indios a ellos sujetos y principales y en la provincia de Arma, términos de la dicha ciudad el cacique llamado Yayo y por otro nombre Iribí, con el cacique y principales, como parece por esta provisión de Su Majestad, la cual pido sea mostrada a los testigos y puesta en esta dicha probanza. Digan lo que saben

13. Ítem, si saben, que después que el dicho capitán Jorge Robledo hubo hecho lo contenido en la pregunta, antes de ésta, por más servir a Su Majestad, salió a descubrir y conquistar las provincias de Ibígico (Nota 37) y Corama [Curume. Nota de albicentenario.com], e Ituango (Nota 38) y Norosío [Norisco. Nota de albicentenario.com] y Peque (Nota 39) y Mamaco y otras a ellas comarcanas, en las cuales fundó la ciudad de Antioquia, en el cual dicho descubrimiento, conquista y pacificación, para más servir a Su Majestad, se halló el dicho Antonio Pimentel de Prado y dejó su casa en la ciudad de Cartago poblada. Y si saben que para la dicha jornada se adeudó en mucha cantidad de pesos de oro, en caballos y ganado y otras cosas, por valer, como valían todas a excesivos precios. Digan lo que acerca de esto saben.

14. Ítem si saben, que en el dicho descubrimiento, se padecieron muchos y excesivos trabajos, por ser la tierra estéril, fragosa y los naturales muy belicosos. Y si saben que en todos los rencuentros, que con los naturales se hubieron, siempre era el dicho Pimentel uno de los primeros y que más se señalaban. Y si saben, que en la fundación de la dicha ciudad, fue el dicho Antonio Pimentel de Prado y después por el cabildo de la dicha ciudad, por alcalde ordinario de Su Majestad. Y si saben, que en aquel dicho tiempo, el dicho Antonio Pimentel sería de edad de veinticuatro años, poco más o menos. Digan lo que acerca de esto saben.

15. Ítem si saben, que en todos los descubrimientos, conquistas y pacificaciones de los naturales comarcanos a la dicha ciudad, el dicho Antonio Pimentel de Prado, salió muchas veces por caudillo de gente de a pie y de a caballo. Y si saben que en todo, el dicho Antonio Pimentel de Prado se daba buena maña. Y si saben, que en la provincia de Penco, prendió al cacique y señores, criados y a Gatico y en Peque a los señores y caciques, llamados Perenga y Pateveco y Arosnotado y Taybriala. Y si saben, que mediante las personas de estos caciques se atrajeron los naturales debajo del yugo de Su Majestad y servidumbre de los españoles. Y si saben que en todo, el dicho Antonio Pimentel de Prado hacía todo, que como buen capitán y hombre de guerra, debía hacer. Digan lo que acerca de esto saben.

16. Ítem si saben etcétera, que en la dicha conquista, el dicho Antonio Pimentel de Prado perdió un caballo, el cual se le cayó muerto entre las piernas. Y si saben, que en aquella sazón, valía un caballo quinientos y seiscientos pesos y más. Y si saben, que en aquella coyuntura, en un rencuentro que en Peque se hubo con los naturales, yendo el dicho Pimentel con el estandarte de Su Majestad, rompieron con los dichos naturales como alférez, que en aquella sazón era el dicho Antonio Pimentel de Prado, yendo en medio de los indios. Y si saben que se le cayó otro muy buen caballo entre las piernas, sin le levantar en aquellas tres horas, por lo que ya que no murió el dicho caballo allí adelante, de modo tal, que nunca más volvió en sí. Y si saben que después, que yendo a pie entre los indios, el dicho Antonio Pimentel hizo todo lo que cualquier buen soldado debía hacer. Digan lo que acerca de esto saben.

17. Ítem, si saben que en el repartimiento que el dicho capitán Jorge Robledo hizo en la dicha ciudad de Antioquia, entre los españoles y vecinos no embargante, que en la ciudad de Cartago había dado de comer al dicho Antonio Pimentel de Prado, para en recompensa de los servicios y trabajos y gastos, pérdidas y menoscabos de hacienda, que el dicho Antonio Pimentel de Prado había hecho en la dicha jornada, le dio y encomendó en los términos de la dicha ciudad, en la provincia de Anamaco, trescientas casas pobladas de visitación con el señor y caciques señores principales de ella y en la provincia de Ebéjico, los señores Cosaboruco [en otros documentos se escribe como Zuzaburruco. Nota de albicentenario.com] y Yuruba, con cien casas pobladas, con el señor principal de ellas. Digan lo que saben.

 

18. Ítem si saben, que en las disensiones que el adelantado don Pedro de Heredia tuvo con el capitán Juan Cabrera en la dicha ciudad de Antioquia, cuando el dicho adelantado se hubo apoderado en la dicha ciudad, sin ser recibido siempre, el dicho Antonio Pimentel de Prado anduvo con la vara de Su Majestad en la mano y vigilando a los soldados que robaran, ni hiciesen daño. Y si saben, que visto por
el dicho Antonio Pimentel de Prado el despojo que habían hecho a los de la parte del dicho adelantado, el dicho Pimentel, como persona celosa del servicio de Dios Nuestro Señor y de Su Majestad, tomó consigo a un Bernal, que era escribano de Su Majestad, las cuales le habían tomado al dicho adelantado. Y si saben, que anduvo buscando todas las casas y ranchos lo que ellos habían tomado al dicho adelantado y a los demás. Y si saben, que el dicho Antonio Pimentel hizo venir a cada uno para que conociese lo que era suyo y se lo dio. Digan lo que acerca de esto saben.

19. Ítem si saben, que luego que el dicho adelantado Belalcázar vino a ser gobernador de esta tierra, luego, incontinenti, sin haber visto ni conocido al dicho Antonio Pimentel, sin hacer, ni decir cosa alguna, le quitó y desposeyó de los dichos caciques e indios que tenía en la ciudad de Cartago y villa de Arma, términos de la dicha ciudad. Y si saben, que los unos de los dichos indios, los mejores de ellos el dicho adelantado los dio a un Pedro Moyano, sobrino del dicho adelantado, el cual, en aquella sazón venía de España con el dicho adelantado, sin haber hecho ningún servicio a Su Majestad, antes que al tiempo que se los dio, ni después. Digan lo que acerca de esto saben.

20. Ítem si saben, que no embargante que el dicho adelantado había quitado al dicho Antonio Pimentel de Prado los caciques e indios que él tenía y poseía en la ciudad de Cartago, por más le molestar, le quitó los caciques e indios, que asimismo tenía y poseía en la dicha ciudad de Antioquia. Y si saben que el dicho adelantado los daba a los que no eran descubridores, ni conquistadores de la tierra. Y si saben, que el dicho Pimentel se fue a quejar a la Audiencia Real de Su Majestad que reside en la ciudad de Panamá, la cual, visto por los señores presidente y oidores, la sin justicia que el dicho adelantado había hecho al dicho Pimentel, se proveyeron por sus reales provisiones los dichos indios, los cuales pido sean mostrados a los testigos. Digan lo que acerca de esto saben.

21. Ítem si saben, que llegado que hubo el dicho Antonio Pimentel de Prado de la ciudad de Panamá a esta ciudad de Cali, el dicho Antonio Pimentel se aderezó de muchas cosas necesarias para su persona y casa. Y si saben, que yendo el dicho Antonio Pimentel con hasta diez hombres para la villa de Arma, quieta y pacíficamente, por tener certidumbre que estaba de paz toda la tierra, como había quedado al tiempo que el dicho Pimentel se fue, si saben y oyeron decir, que una mañana, al cuarto del alba, dieron en el dicho Pimentel y los demás, mucha cantidad de indios de guerra, que serían más de cuatro mil, poco más o menos, con los cuales el dicho Pimentel y los demás pelearon hasta horas de vísperas, que los dichos indios, después de haber herido de muchas heridas al dicho Pimentel y los demás cerraron con ellos y los desbarataron. Y si saben que mediante la buena industria y ánimo del dicho Pimentel, se salvaron todos los españoles. Y si saben, que en el dicho despojo le mataron al dicho Antonio Pimentel, un hijo de edad de tres años y a su madre y a otras personas. Y si asimismo sabe, que en el dicho desbarate, le robaron todos sus aderezos y joyas y alimentos, más de dos mil pesos de oro. Digan lo que saben.

22. Ítem si saben, que luego que el dicho Antonio Pimentel salió del dicho desbarate, él y los demás fueron sin camino quince días sin tener ningún refrigerio y sin se curar de sus heridas, hasta que llegaron al pueblo de la Cegua, términos de la ciudad de Cartago, adonde fueron favorecidos de los vecinos de la ciudad. Y si saben, que el dicho Pimentel, por ir más herido, padeció mucha necesidad y trabajo, por haber salido desmandado. Digan lo que acerca de esto saben.

23. Ítem si saben, que luego de ahí a diez o doce días, el dicho Antonio Pimentel de Prado volvió con los demás que la ciudad de Cartago envió, para socorrer la dicha villa. Y si saben que estando el dicho Antonio Pimentel por alcalde y capitán de la dicha villa, por mandado del adelantado sin hacer guerra ninguna a los naturales de la provincia de Arma, sino con un indio que se había tomado en una celada, mediante la buena maña que el dicho Antonio Pimentel de Prado con él tuvo, al tiempo que le soltó de una cadena, en que estaba preso, trajo debajo del yugo de Su Majestad a los naturales y servidumbre de los españoles y vecinos. Y si saben que los dichos indios la sostuvieron y dieron tributos hasta tanto que, Pedro Moyano echó en una cadena al cacique Guacón, porque no le daba tanto oro, como él quería. Y si saben, que aquel es el mayor señor de la tierra y visto por los demás caciques que aquel estaba de paz y le ataban, se rebelaron y han estado rebelados hasta ahora. Digan lo que saben.

24. Ítem si saben, que el dicho Pedro Moyano tuvo preso al dicho cacique un año, poco más o menos. Y si saben, que acarreaba maíz y hacía sementeras y casas y huertas con el dicho cacique, de cuya causa llegó a punto de muerte y si no sucediera venir el mariscal, don Jorge Robledo, en aquella sazón muriera. Y si saben, que todos estos malos tratamientos hacía el Pedro Moyano porque no eran suyos, ni le habían costado ningún trabajo. Digan lo que saben.

25. Ítem si saben, que en todas las cosas que se ofrecieron, tocantes al servicio de Su Majestad en el tiempo que el virrey Blasco Núñez Vela, que sea en gloria, vino retirándose del tirano de Gonzalo Pizarro, el dicho Antonio Pimentel de Prado hizo todo aquello que cualquier bueno, leal vasallo de Su Majestad debía y era obligado hacer, como parecerá por ésta carta del dicho virrey y demás autos que pido sean mostrados a los testigos y puestos en esta dicha mi probanza. Digan lo que acerca de esto saben.

26. Ítem si saben, que al tiempo que vino el mariscal don Jorge Robledo a esta gobernación con provisiones de Su Majestad en lugar y por el licenciado Miguel Díaz Armendáriz, juez de residencia y comisario general de esta gobernación por Su Majestad y viendo que el dicho Antonio Pimentel de Prado que estaba recibido por tal teniente general, le acudió y sirvió en nombre de Su majestad con su persona y criados y hacienda, porque en ello le parecía ser su venida muy conveniente al servicio de Su Majestad y que en ello servía. Y si saben, que el dicho mariscal le mandó dejar su casa y se viniese con él, porque así convenía al servicio de Su majestad. Y si saben, que el dicho mariscal le dio una provisión y mandamiento para que saliese por capitán de gente de a pie y de a caballo a muchas partes, que al servicio de Su Majestad convenía. Y si saben que el dicho Pimentel, en todo hizo lo que era obligado, a bueno y leal vasallo de Su Majestad, sin hacer mal a nadie, antes bien. Digan lo que saben.

27. Ítem si saben, que al tiempo que el adelantado con tratos dobles prendió y mató al dicho mariscal, prendió juntamente con él al dicho Antonio Pimentel y le molestó y quitó todos sus bienes e indios y le dejó en calzas y en jubón. Y si saben, que si en aquella sazón no sucediera el mandato del presidente, el dicho Pimentel fuera muerto como los demás. Digan lo que los testigos vieron y entendieron en aquel tiempo.

28. Ítem si saben, que luego que sucedió lo susodicho, sabido que hubo el dicho Antonio Pimentel como el presidente Gasca iba a los reinos del Perú con ejército de gente para dar batalla al tirano de Gonzalo Pizarro y secuaces, viendo el gran servicio que en ello se hacía a Su Majestad, el dicho Antonio Pimentel de Prado, como persona celosa de su real servicio, se adeudó en mucha cantidad de pesos de oro para ir a la dicha jornada, por no querer recibir ningún socorro ni ayuda de costa de la real hacienda, como lo hicieron los demás que de esta gobernación fueron. Y si saben que por le haber robado, estando en servicio de Su Majestad con el dicho mariscal, le fue forzado pedir a los oficiales de Su Majestad, le prestasen mil ochenta pesos de oro, por los cuales, el dicho Pimentel les hizo una obligación, como parecerá por esta licencia del presidente Gasca, la cual pido sea mostrada a los testigos y puesta en esta dicha probanza. Digan lo que acerca de esto saben.

29. Ítem si saben, que luego que el dicho Antonio Pimentel de Prado se aderezó, según dicho es en la pregunta antes de ésta, salió de esta gobernación en demanda del presidente Gasca. Y si saben que por la buena diligencia que el dicho Pimentel puso en al camino, alcanzó y puso a las compañías de los capitanes, así de pie, como de a caballo, que iban con el dicho presidente. Y si saben, que el dicho Antonio Pimentel de Prado le alcanzó en la provincia de Jauja, el propio día que el dicho presidente entró en ella, a donde el dicho Pimentel se metió debajo del estandarte real de Su Majestad, como parecerá por la dicha licencia del dicho presidente. Digan y declaren lo que acerca de esto saben.

30. Ítem si saben, que el dicho Antonio Pimentel de Prado, salió de la provincia de Jauja, en compañía del presidente Gasca. Y si saben, que sirvió a Su Majestad con su persona, armas y caballo, como bueno y leal vasallo suyo, haciendo todo aquello que le fue encargado y mandado por el dicho presidente, hasta que se dio la batalla. Y si saben, que el día de la batalla, el dicho Antonio Pimentel, por mejor poderse señalar y emplear, en servicio de Su Majestad, se apeó y entró en compañía del capitán Pablo de Meneses, que era capitán sobresaliente. Y si saben, creen, vieron y oyeron decir que el dicho Pimentel fue uno de los que primero cargaron a la artillería de los tiranos. Digan lo que acerca de esto saben.

31. Ítem si saben, que en todo el tiempo que el dicho Antonio Pimentel de Prado anduvo en la dicha jornada, siempre sirvió a Su Majestad a su propia costa y misión, sin recibir ningún socorro de la real hacienda, ni recibir ninguna merced del presidente Gasca, en recompensa de sus servicios, lo cual, el dicho Pimentel hizo por servir a Su Majestad, a su propia costa y misión, como siempre ha hecho en todas las demás demandas y descubrimientos que el dicho Pimentel ha hecho en estas partes, como parece por la dicha licencia. Y si saben que desde la villa de Arma, que es adonde el dicho Pimentel es vecino, hasta el valle de Jaquipajuana (Nota 40), que es donde se dio la batalla, habrá seiscientas leguas de ida y otras tantas de vuelta. Digan lo que acerca de esto saben.

32. Ítem si saben, que visto por el presidente Gasca y los señores oidores de los reinos del Perú, la grande injusticia que el adelantado me había hecho en me quitar mis indios y en me consentir robar y despojar de mi hacienda, me dieron una provisión real, en que por ella me mandaron sea restituido, la cual es ésta, de que hago presentación, que pido sea mostrada a los testigos y puesta en esta dicha probanza, a que me refiero. Y si saben, que por virtud de ella me metieron en la posesión de los dichos indios en ella contenidos. Digan lo que acerca de esto saben.

33. Ítem si saben, que por causa que el dicho adelantado había quitado y despojado al dicho Pimentel de los dichos caciques e indios y le haber molestado, habiendo, como ha sido el dicho Pimentel, siempre tan celoso del servicio de Su Majestad, al dicho Pimentel no le han servido sus indios personalmente. Y si saben, que de tributos no ha habido quinientos pesos, por lo cual, el dicho Pimentel ha estado sin el dicho servicio, hasta ahora que vino el licenciado don Francisco Briceño, oidor de la Real Audiencia del Nuevo Reino de Granada y gobernador por Su majestad de éstas provincias. Y si saben, que por esta causa, el dicho Pimentel está adeudado en mucha cantidad de pesos de oro, que serán más de cinco mil pesos. Digan lo que saben.

34. Ítem si saben, que el dicho Antonio Pimentel de Prado continuamente ha sustentado su persona y casa a ley de bueno y siempre ha tenido y tiene, el tiempo que ha tenido vecindad, personas españolas asalariadas, a ciento y cincuenta pesos cada año. Y si saben que el dicho Pimentel en su casa procura tener huéspedes y acoger a los servidores de Su Majestad y favorecerlos en todo. Digan y declaren lo que acerca de esto saben.

35. Ítem si saben, que al tiempo que el mariscal Robledo fundó la ciudad de Cartago, le dio por términos la villa de Arma. Y si saben que fue con aditamento de hacer allí una fortaleza para tener gente de guarnición, por ser los naturales muchos y belicosos. Y si saben ser cosa conveniente que haya la dicha guarnición, por estar y haber estado de guerra siete años a los naturales. Digan lo que acerca de esto saben.

36. Ítem si saben, que el dicho Antonio Pimentel de Prado es persona honrada y celoso del servicio de Dios Nuestro Señor y de Su Majestad. Y es por tal habido y tenido. Y si saben, que es persona en quien caben todas y cualesquier mercedes que Su Majestad sea servido de le hacer. Digan lo que acerca de esto saben.

37. Ítem si saben, que todo lo susodicho es público y notorio entre todas las personas que de ello tienen noticia.

Antonio Pimentel de Prado B (Nota 41).

                                                                   NOTAS                                             

Nota 1. Archivo General de Indias (AGI), rollos 19 y 20, legajo 162, ramo 7, folios 167 r. -267 r.

Nota 2. Este folio se encuentra en el Archivo General de la Nación (Santafé de Bogotá), Sección Colonia, Caciques e Indios, 48, folios 694-696. Información de méritos y servicios de Gabriel de Prado y Antonio Pimentel. (Fragmento, folios 167 r.-266 v.)

Nota 3. Actualmente existe una quebrada en el municipio de Sonsón, departamento de Antioquia, afluente del río Arma, que se llama Maitamá.

Nota 4. Cota: armadura antigua a modo de jubón (tejido) de malla.

Nota 5. Celada: pieza de la armadura antigua que cubría la cabeza.

Nota 6. Ballesta: arma portátil, antigua, compuesta de una caja de madera como la del fusil moderno, con un canal por donde salían flechas y bodoques impulsados por la fuerza elástica de un muelle, que primero fue de hierro forjado y después se hizo de acero, a los extremos del cual iba atada una cuerda que se tesaba con una gafa y se aseguraba en la nuez hasta quedar libre en el momento del disparo y transmitir a los proyectiles la fuerza de dicho muelle propulsor.

Nota 7. Tachado dice: “si de allí a dos días”.

Nota 8. Tiradera: flecha muy larga, de bejuco y con punta de asta de ciervo usada por los indios de América, que la disparaban por medio de correas.

Nota 9. Damasco: tela fuerte de seda o lana y con dibujos formados en el tejido.

Nota 10. Probablemente dice “tierras”.

Nota 11. Rozar: cultivar.

Nota 12. Galga: piedra grande que desprendida de lo alto de una cuesta, baja rodando y dando saltos.

Nota 13. Hoy en día existe un caserío en el municipio de Aguadas, departamento de Caldas, llamado Guaco.

Nota 14. Al margen dice: Interrogatorio del capitán Antonio Pimentel de Prado ante la justicia de Arma, de la gobernación de Popayán.

Nota 15. En el documento parecería decir “Paura”.

Nota 16. Pozo: caserío en el municipio de Pácora, departamento de Caldas.

Nota 17. Cava: foso, excavación en torno a un fuerte.

Nota 18. Pácora: municipio del departamento de Caldas, a 110 km de Manizales. En el documento parece decir también “Pauna” o “Paura”.

Nota 19. Rencuentro: reencuentro, choque de tropas enemigas en corto número, que mutuamente se buscan y se encuentran.

Nota 20. Parece decir “a la vista”.

Nota 21. Los siguientes renglones se han borrado en el documento original y solo se han podido reconstruir los fragmentos que se anotan de la pregunta 24.

Nota 22. Hombre de mala digestión: se llama al que tiene el genio áspero y es mal acondicionado.

Nota 23. Pácora.

(…)

Nota 35. Dabaibe: corregimiento del municipio de Vagado, departamento del Chocó. También puede tratarse de Dabeiba, municipio del departamento de Antioquia, a 180 km de Medellín [Se refiere al mítico tesoro de Dabaybe, que buscaron Heredia y Vadillo, no se ha establecido el sitio. Nota de albicentenario.com].

Nota 36. Abibe: serranía que sirve de límite entre los departamentos de Antioquia y Córdoba. Es una de las tres ramificaciones de la cordillera oriental [sic, por occidental. Nota de albicentenario.com] que se originan en el nudo de Paramillo.

Nota 37. Probablemente se trata de Ebéjico, municipio de Antioquia a 62 km de Medellín [Valle de Ebéjico, donde Robledo fundó inicialmente Antioquia, hoy vereda Santa Águeda del municipio de Peque. Nota de albicentenario.com].

Nota 38. Ituango: municipio en el departamento de Antioquia, a 198 km de Medellín.

Nota 39. Peque: municipio en el departamento de Antioquia, a 247 km de Medellín.

Nota 40. Se trata del valle de Jaquijaguana, en el Perú.

Nota 41. El documento continúa con algunos poderes, nombramientos, copias de títulos de encomienda y el interrogatorio de los testigos con base en el cuestionario anterior. En la mayoría de los casos se limitan a corroborar el contenido de las preguntas.